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Las malas relaciones Gobierno-Junta

Cada vez son más las señales que indican que Sánchez está descuidando sus relaciones con Andalucía

Una de las grandes asignaturas pendientes de la democracia española es la de la leal colaboración entre las instituciones cuando éstas son gobernadas por partidos adversarios. En cierta medida, detrás de este problema subsiste un nocivo sentimiento patrimonial de la política. Muchos, cuando llegan al sillón, creen que es de su propiedad y no comprenden que, simplemente, son meros servidores públicos elegidos por los ciudadanos para que gestionen los intereses de todos durante un determinado tiempo. Nada más y nada menos. Estos políticos olvidan que, cuando un partido llega al poder y se hace con la gestión de cualquiera de las administraciones públicas, deja de representar a sus electores para convertirse en un servidor de todos los ciudadanos, también de los que no lo han votado. Por eso chirría tanto cuando PSOE y PP usan instituciones de la importancia de la Presidencia del Gobierno y la Junta de Andalucía como parte de sus estrategias políticas y no para mejorar la vida de todos. Una prueba de lo dicho la estamos observando estos días en el cada vez más enconado enfrentamiento entre los gobiernos central y andaluz. Todo indica que Sánchez, en pleno proceso de negociación con los independentistas catalanes para asegurar su investidura como presidente, está descuidando sus relaciones con Andalucía, pese a ser una de las regiones más pobladas de España y un tradicional granero de voto socialista. Sólo así se comprenden cuestiones tales como la falta de sensibilidad con la que se ha llevado la notificación del incumplimiento del objetivo de déficit en 2018. Nadie duda de que, en sentido estricto y técnico, el Ejecutivo central pueda tener razón, pero extraña tanto rigor con Andalucía en unos momentos en los que Sánchez está predicando el diálogo y el entendimiento con territorios cuyos gobernantes le están echando un pulso al Estado. Otras señales también son inquietantes. Por ejemplo, la marginación de nuestra comunidad en la puesta en marcha del AVE barato (el AVLO) o la nueva ralentización de un nudo de comunicaciones tan importante para Andalucía Occidental como es la SE-40. No hay que ser un profundo conocedor de la política española para saber que de la negociación PSOE-ERC Cataluña arrancará al Estado abundantes inversiones que de algún sitio se tienen que sacar. Por su parte, la Junta tampoco ayuda mucho con una sobreactuación en las críticas a Madrid, que sólo sirve para enrarecer más el ambiente.

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