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Unos horarios televisivos más racionales

El pacto entre TVE y el Ministerio de Sanidad para racionalizar los horarios de televisión parece haber quedado en papel mojado

Con motivo de la celebración la pasada noche del martes de la final de Masterchef Junior, una de las principales apuestas de ocio de Televisión Española, las redes sociales acogieron un intenso debate sobre los demenciales horarios televisivos en nuestro país, especialmente cuando se trata de productos dirigidos principalmente a los más pequeños. En ningún momento se ponía en cuestión la calidad del programa en cuestión, el cual ha obtenido un gran éxito por su originalidad, amenidad y buen hacer de los profesionales, llegando incluso a convertir la gastronomía en una moda sociológica en nuestro país. Sin embargo sí se critica, y mucho, que la final de un programa de evidente carácter familiar, muy seguido por niños y adultos, se emitiese un día laborable, entre las 22:30 y las 00:31. Desde luego, no son los horarios más aconsejables para los niños cuando al día siguiente hay colegio. Tampoco para los adultos que tienen que acudir a sus trabajos.

Ante esta situación, siempre se puede argumentar que es obligación de los padres, y no de los programadores televisivos, educar a sus hijos y marcarle unos horarios sensatos para que puedan descansar las horas recomendables. Nadie pone en duda esa cuestión. Sin embargo, sí se le puede exigir a una televisión, sobre todo si es pública y está pagada con el dinero de todos los ciudadanos, que programe de una manera socialmente responsable y que ayude a las familias en la tarea de educar a los menores. La final de Masterchef era un programa muy esperado por muchos niños y adultos, y lo lógico hubiese sido programarla en un día y a una hora que no generase conflictos y facilitase la conciliación familiar.

Fue el propio Gobierno central el que dijo en su momento que las televisiones debían adelantar su prime time (franja horaria en la que se emiten las principales apuestas) para que los televidentes en general pudiesen acostarse antes. De hecho, el Ministerio de Sanidad y TVE firmaron recientemente un acuerdo para intentar racionalizar los horarios televisivos, ya que muchos de los programas estrella acaban pasada la medianoche, con los consiguientes perjuicios para los televidentes. Por lo visto el pasado martes, parece que dicho pacto ha quedado en papel mojado, ya que muy poco le cuesta al Gobierno fiscalizar la acción de la televisión pública en este asunto. Confiemos en que, en los próximos tiempos, se corrijan estos excesos.

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