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Un galimatías contra el Covid

En un escenario como el actual, con una tasa de contagios alarmante, la eficacia exige una simplificación y mayor uniformidad de las medidas para el control

Con mapa, brújula y cantimplora deben equiparse los andaluces para orientarse ante la variedad de restricciones que dispone la Junta para combatir la pandemia, en razón al municipio y la provincia en que se resida. El desconcierto no es exclusivo de esta comunidad. Ahí está el caso de Castilla y León, que pretende sortear la norma vigente para el toque de queda e imponer el suyo. Pero, por si no era suficiente el galimatías, Juanma Moreno le ha añadido algunas peculiaridades que señalan a Andalucía. Como prohibir el tránsito entre provincias pero permitirlo si es para esquiar en Sierra Nevada. Un intento del Gobierno andaluz por salvar parte de la temporada invernal, que genera un impacto económico superior a los 400 millones. O autorizar las salidas con permiso para cazar. La necesidad de "controlar las especies", se justifica el vicepresidente de la Junta, Juan Marín. Da la impresión de que sólo se pretende contentar al socio de Vox. El virus no entendía de fronteras. Ahora, sin embargo, parece que diferencia un término municipal del vecino. La cirugía es deseable cuando se puede aplicar. No es el escenario actual, con una tasa de contagios que crece de forma alarmante. La eficacia exige simplificación y mayor uniformidad. Resultará más fácil para el control real de las restricciones y los ciudadanos sabrán a qué atenerse sin abrir una aplicación de una web para enterarse. Ahora hay demasiada confusión. No se puede pedir al Gobierno el confinamiento y a la vez facilitar comportamientos permisivos. Todo ello sin explorar las opciones que, en la práctica, significarían paralizar la movilidad. Una incongruencia que no exonera al Ejecutivo de Pedro Sánchez, cómodo en una pasividad que raya en simple dejación de funciones. Aprobó en noviembre un decreto de alarma con vigencia hasta mayo, pero sin contemplar las hipótesis de una evolución crítica de la pandemia, y ahora se resiste a rectificar, con la agravante de que al frente del Ministerio de Sanidad está también el candidato a presidente de la Generalitat. Da la impresión de que la única estrategia es resistir y dejar a las comunidades el desgaste. Pero ya hay síntomas de que pueden saltar las costuras.

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