El excesivo uso del globo sonda

En cuestiones como el peaje de las autopistas el Gobierno da la sensación de ir al remolque de la opinión pública, sin ideas propias o sin convicción para impulsarlas

El cobro o no de un peaje en las autopistas públicas españolas es una muestra más de los titubeos a los que el Gobierno de Pedro Sánchez nos tiene acostumbrados. El Ejecutivo está abusando demasiado en los últimos tiempos de la vieja técnica política del globo sonda, según la cual, antes de poner en marcha una medida impopular se filtra a la opinión pública para sopesar el grado de resistencia que genera. Esto transmite la idea de un Gobierno demasiado dependiente de los barómetros de opinión, sin ideas ni convicciones propias más allá de lo que puede dar o restar votos. Lo hemos visto muy claramente, decíamos, con la propuesta de cobrar un peaje a los usuarios de la red de autopistas y autovías del Estado. En apenas unos días hemos pasado de las afirmaciones ante el Congreso de los Diputados del director general de Tráfico, Pere Navarro, de que "el que usa, paga", a las muchísimas más matizadas del ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, de que sólo se pretende "abrir el debate" sobre el mantenimiento de la red. De esta manera el Gobierno sólo consigue transmitir la imagen de ir a remolque de los acontecimientos, sin ideas claras e incapaz de pagar los peajes que exige la acción de gobernar. Ahora bien, más allá de estos balbuceos gubernamentales, lo cierto es que es necesario que se abra una reflexión sobre si es sostenible una red de carreteras tan amplia y moderna como la de España (a la cabeza del mundo en este tipo de infraestructuras) sin crear algún tipo de peaje para los usuarios. Lo cierto es que existe una presión de la Unión Europea para que España cobre por el uso de autopistas y autovías, un modelo más que extendido en Europa y en algunas zonas de España como Cataluña. Por mucho que los ciudadanos españoles, lógicamente, se opongan a esta medida, lo cierto es que tarde o temprano veremos imponerse peajes en no pocas de nuestras principales vías. Por eso hay que debatir ya sobre un modelo lo más justo posible, que no suponga una carga abusiva para los que el uso de estas vías es fundamental en su actividad laboral. Un asunto muy serio que no admite titubeos gubernamentales.

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