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Una dimisión necesaria en un clima de hartazgo

Sobre todo, el fiscal Moix ha sido víctima de un clima de hartazgo en la sociedad española, harta de la corrupción y actitudes dudosas

En medio de un clamor político y mediático, y ante la frialdad de sus supuestos apoyos -el Gobierno y la Fiscalía General- el fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix, dimitió ayer tras conocerse que compartía con sus hermanos una sociedad offshore en Panamá heredada de su padre y que era propietaria de un chalé en Collado-Villalba. ¿Ha cometido algún delito este polémico fiscal? Nadie lo ha demostrado. De hecho, el propio Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, dejó claro ayer que en el comportamiento de Moix "no ha existido ningún tipo de irregularidad ni ilegalidad". Sobre todo, el fiscal Moix ha sido víctima de un clima de hartazgo en la sociedad española, que está harta de ver cómo no dejan de proliferar casos de corrupción tanto entre la clase política como en la profesión jurídica. A estas alturas, la mínima sospecha de un comportamiento irregular desata una protesta general -espontánea y sincera, en algunos casos; interesada y cínica, en otros- que exige ceses y responsabilidades. ¿Es injusto? En muchos casos sí, pero no se puede obviar que la crisis económica y los recortes, unidos a la sensación de corrupción institucional y de saqueo de las arcas públicas, han convertido a los españoles en unos ciudadanos hipercríticos y poco comprensivos con las actitudes dudosas.

Moix ha tenido que dimitir sin estar ni siquiera investigado por un tribunal, pero está bien que haya sido así. Sus explicaciones no han convencido ni a los medios, ni al Gobierno que había depositado en él su confianza política a través del Fiscal General, ni a sus propios compañeros, que pidieron su dimisión de una manera casi unánime. Lo último que necesita ahora la muy cuestionada Justicia española es que se dejen pasar comportamientos poco escrupulosos. Si Moix, al igual que todos, conocía la agria polémica que se habían generado en la vida política española debido a los famosos papeles de Panamá, ¿cómo se le ocurrió ocultar al Fiscal General del Estado que era propietario del 25% una offshore en dicho país centroamericano? La falta de trasparencia ha sido el principal verdugo del fiscal Moix.

Más allá de esta polémica en concreto, la Justicias española debería reflexionar sobre el continuo espectáculo que está dando a la sociedad. Encarnizadas guerras internas, jueces mediáticos que opinan en los medios como meros comentaristas, sospechas continuas de politización... El clima de hartazgo empieza a ser demasiado evidente.

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