Los últimos datos del paro, tanto del mes de diciembre como de todo el año 2017, son indudablemente positivos. En materia de empleo, tanto España como Andalucía están mejor que a comienzos del año que acaba de finalizar, lo cual es una prueba más de la recuperación económica de nuestro país. En nuestra comunidad, el desempleo bajó durante el ejercicio anterior en 57.713 personas, lo que supone el mayor descenso absoluto de todo el territorio nacional. Los méritos, en este caso, hay que atribuirlos tanto al Gobierno central como a la Junta de Andalucía. El primero porque es el responsable de las principales políticas económicas que forman los pilares para la creación de empleo. La segunda porque la estabilidad política e institucional que ha disfrutado nuestra región en los últimos tiempos es importante para atraer las inversiones y, por tanto, generar nuevos puestos de trabajo. Baste un ejemplo: Cataluña ha pasado de ser la segunda comunidad autónoma donde más se redujo el paro en 2016 a ocupar el undécimo puesto al cierre de 2017, según los datos difundidos por el Ministerio de Empleo.

Los datos, insistimos, son rotundos. El paro registrado bajó en Andalucía en todas las provincias, en todos los sectores productivos y en todos los tramos de edad y situó 2017 como el quinto año consecutivo de descenso del desempleo en la comunidad autónoma. Importantísimo también es el dato de que la afiliación media a la Seguridad Social en Andalucía superó la barrera de los tres millones de inscritos, con 3.011.953 afiliados, lo que supuso un aumento absoluto de 100.201 cotizantes y del 3,44%.

Estos datos, pese a ser tan positivos, no deben darse en absoluto por buenos en una comunidad que tiene en torno a un 25% de su población activa parada. En total, en Andalucía hay actualmente 825.364 parados, una cifra a todas luces insostenible. Como advirtieron ayer los sindicatos, la comunidad se consolida como la región con mayor peso relativo del desempleo en España, pues el 24,18% de los parados del país son andaluces. Es decir, que uno de cada cuatro parados españoles es andaluz. A esto hay que sumar la temporalidad de los contratos (el 96,74% de los firmados el pasado mes fueron temporales) y las elevadas tasas del empleo juvenil, que cercenan las esperanzas de las nuevas generaciones.