2017: año clave para Andalucía

La Comunidad necesita despejar en este año que arranca algunas incertidumbres; la primera, si Susana Díaz va a liderar el PSOE

Andalucía pasará el ecuador de la X Legislatura autonómica durante el primer trimestre de este recién estrenado año 2017. Apenas dos años después de las elecciones del 22 de marzo de 2015, la comunidad se enfrenta a no pocas incertidumbres y a muchos retos en el año que comienza. Con el mapa sanitario en ebullición, la gestión de Salud es un desafío para el Gobierno socialista andaluz, que ha visto en la recta final de 2016 cómo la sociedad se movilizaba en las calles en distintas capitales de provincia contra el diseño de la prestación de servicios hospitalarios que había hecho la Administración sanitaria. El camino a seguir será el emprendido en las últimas semanas de diciembre: profundizar en un diálogo que acabe en acuerdo para desterrar el descontento de miles de andaluces. El aumento de dotación presupuestaria -del 5,4% más- puede ayudar en esa tarea. Educación, la otra gran bandera de la política social de la Junta, también afronta un año lleno de retos. Los malos resultados de la evaluación del sistema educativo que hace la OCDE, mediante el informe PISA, y las ratios de fracaso escolar, son apuestas urgentes a abordar, sin olvidar los sempiternos problemas de aulas prefabricadas o centros que necesitan mejoras urgentes. Con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado en marcha, Andalucía tiene también la oportunidad de pactar inversiones en infraestructuras, singularmente las ferroviarias. Con el Estado ha de cerrar también un acuerdo para poder reimplantar las 35 horas semanales en la Administración andaluza, una medida que, aunque se aplicará desde hoy, si es recurrida desde el Gobierno quedaría en suspenso. Pero el gran reto de 2017 seguirá siendo, a tenor del discurso de fin de año de la presidenta Susana Díaz, la creación de empleo, en la que prime tanto cantidad como calidad. Todos estos desafíos, empero, están pendientes de una incertidumbre que ha de despejarse en primer lugar y sin demora: el futuro político de la propia presidenta de la Junta. Porque, aunque se hagan los máximo esfuerzos por desvincularlo, la decisión de Susana Díaz de optar a la secretaría general del PSOE o no, afectará a la gestión en Andalucía, hasta el punto de que podría provocar incluso su relevo o un adelanto electoral cuando la realidad demuestre que no será posible compatibilizar ambos cargos durante mucho tiempo. España necesita que el PSOE renueve su proyecto y su liderazgo para que este partido siga jugando un papel central en la gobernabilidad del país -que vivirá también importantes desafíos, desde la estabilidad institucional al mantenimiento de la unidad como nación- y si en ese proceso Díaz salta a la política nacional, Andalucía deberá afrontar cambios clave que afectarán a su autogobierno.

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