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Sánchez ningunea a Andalucía

Lleva más de dos años y medio sin recibir a Juanma Moreno, pero, sin embargo, se ha apresurado a cerrar una reunión con el independentista Pere Aragonès

Un presidente del Gobierno de España tiene la obligación de tratar por igual a todas las comunidades autónomas que componen la nación, independientemente del color político de la misma. Aunque sólo sea por la más elemental cortesía política, lo menos que puede hacer el jefe del Ejecutivo es recibir en la Moncloa a los presidentes autonómicos cuando estos lo solicitan (siempre que, claro está, los encuentros estén plenamente justificados y no se abuse de los mismos). Sin embargo, cada vez que Juanma Moreno, que ostenta el cargo de presidente de la Junta de Andalucía desde el 18 de enero de 2019, pide un encuentro bilateral con Sánchez (algo que ya ha realizado en varias ocasiones) siempre recibe la callada por respuesta. Dicha actitud es incomprensible por parte Sánchez y sólo delata un carácter sectario impropio de un político de una mínima altura. Es como si el también secretario general del PSOE aún no hubiese digerido la histórica derrota de su partido en las últimas elecciones autonómicas y pretendiese hacer pagar a los andaluces su voto. Con su actitud, Sánchez parece obviar que Andalucía es uno el territorio más poblado de España y que acumula problemas de primera magnitud e históricos (tras casi cuarenta años de Gobierno socialista) como el paro o la desindustrialización. También otros de nuevo cuño provocado por su situación geográfica, como la inmigración irregular o las redes de narcotráfico en el Estrecho. Los dos presidentes, autonómico y nacional, tienen muchas cosas de las que hablar: financiación económica, seguridad ciudadana, PAC, reactivación autonómica, la conexión ferroviaria del puerto de Algeciras y un largo etcétera. Sin embargo, Sánchez ningunea a Andalucía y se niega a recibir a Juanma Moreno. Esta actitud ha resultado más escandalosa cuando se ha sabido que en breve mantendrá una reunión bilateral con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, un político claramente desleal con el Estado y la democracia española que no tiene empacho en reclamar la independencia. Una vez más Sánchez demuestra que no está a la altura de su cargo y que todos sus movimientos en política son exclusivamente para su provecho personal o el de su partido.

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