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Lecciones de una falsa denuncia

Políticos y periodistas han tratado con frivolidad o calculado interés partidista una agresión homófoba que resultó ser mentira

La presunta agresión homófoba de Madrid que había centrado el debate político y mediático español en las últimas horas terminó siendo una auténtica farsa. El supuesto agredido, al que le habían escrito en la nalga la palabra "maricón" con una navaja, confesó a la Policía que todo había sido una estratagema para no perder a su pareja. Estamos, por tanto, ante una de las millones de historias privadas que todos los días se producen en Madrid y que no tiene ninguna relevancia política o sociológica. Sin embargo, hay que hacer una reflexión sobre la sobreactuada reacción de algunos partidos políticos en este asunto, especialmente Podemos, que sin esperar a ningún tipo de investigación se apresuró a culpar de lo ocurrido no sólo a Vox, sino incluso a las autoridades populares de Madrid. Esta actitud, como mínimo irresponsable, se puede extender también a no pocos periodistas y medios de comunicación -algunos de ellos de gran prestigio-, que prefirieron dejarse llevar por el torrente de la noticia y del análisis apresurado antes que cumplir con su obligación de contrastar y analizar serenamente. En algunos casos, incluso, queda la duda de si se ha actuado con frivolidad o, lo que sería mucho más grave, con una evidente mala fe para desgastar al adversario político. De Vox o del Ayuntamiento de Madrid se puede pensar lo que se quiera, pero no se le puede responsabilizar de fomentar delitos de odio sin absolutamente ninguna prueba. La falsa denuncia de la que hablamos le ha estallado en la cara a los que la querían manipular no sólo para conseguir réditos políticos, sino -y esto es mucho peor- para enfrentar a los ciudadanos. La homofobia, además de un signo de poca civilización, es un delito que debe ser perseguido, pero tampoco se puede considerar como tal las críticas a cualquier iniciativa del colectivo LGTBI. Al final se puede dar la paradoja de que para evitar el odio a los homosexuales se termine fomentando otro tipo de fobias a personas que piensan de forma diferente a la de los partidos que están en el Gobierno o a algunos medios de masas.

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