Inconvenientes de tener un gobierno en funciones

Se agota 2019 sin que se sepa muy claramente cuándo se va a constituir el Gobierno. Mientras tanto, los problemas crecen

Aunque el país sigue funcionando, dando muestras sobradas de que la española es una sociedad y una economía más fuerte de lo que nosotros mismos solemos creer (como indicó Felipe VI en su discurso de Nochebuena), la interinidad en la que sigue instalada el Gobierno tiene consecuencias, muchas más de las que solemos pensar. Una prueba clara la hemos tenido en el último Consejo de Ministros del año, celebrado ayer, en el que el Ejecutivo en funciones de Pedro Sánchez no ha aprobado algunos de sus principales compromisos electorales (pese a que legalmente podía hacerlo), como la revalorización de las pensiones del 0,9 % , la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) -aún por decidir- o el aumento de sueldo a los funcionarios. Independientemente de lo que se pueda pensar de estas tres medidas (no son pocas las voces que las desaconsejan, especialmente la segunda) lo cierto es que son una prueba de que un Gobierno en funciones siempre tiene las manos atadas, lo que le impide desarrollar su labor con normalidad. Otra cosa, claro está, es que se use esta limitación como fortaleza en una negociación, que es lo que parece que está haciendo Pedro Sánchez al embarcar el balón de estas tres medidas de importante calado social en el techo de los partidos con los que está negociando su investidura, principalmente Unidas Podemos y ERC. Es por eso que desde el Gobierno se asegura que estas subidas se aprobarán cuando se constituya el nuevo Gobierno y se aplicarán con carácter retroactivo desde el 1 de enero de 2020. El mensaje es claro: son los otros los que, hasta el momento, impiden que se suba las pensiones y el salario mínimo.

Lo cierto es que 2019 se agota sin que sepamos muy claramente cuándo se va a constituir el Gobierno. Mientras tanto, los problemas siguen creciendo. Aunque los últimos datos apuntan a que se están despejando los nubarrones económicos que amenazaban en el horizonte (lo cual es todo un alivio para el Ejecutivo), hay otros problemas, como el de Cataluña, que lejos de aminorar están aumentando de forma muy preocupante, sobre todo a partir de la sentencia europea sobre la inmunidad de Oriol Junqueras, que los independentistas (los mismos que están negociando con Sánchez el Gobierno) han sabido retorcer y manipular hasta convertirla en un ariete propagandístico. Parece evidente que España no puede seguir en esta situación de provisionalidad. Es hora de tener un Gobierno.

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