Éxito policial contra el crimen organizado

Los clanes se dedican al tráfico de hachís, el contrabando o la trata de mujeres obligadas a prostituirse. Queda tarea por delante

La detención a primera hora de la mañana de ayer de Francisco Isco Tejón en La Línea representa la culminación de una de las más importantes operaciones que la Policía Nacional ha librado en los últimos años contra los clanes de la droga y del contrabando de tabaco en el Campo de Gibraltar. El jefe de los Castañitas, puesto que asumió en solitario desde la detención en junio pasado de su hermano Antonio en el mismo municipio, estaba acorralado desde hacía semanas por las fuerzas de seguridad del Estado, hasta el punto de que se conocía de la existencia de hasta tres domicilios en los que solía ocultarse. Paciencia, tesón y profesionalidad han sido las armas empleadas por los agentes policiales. Pueden darse por satisfechos. Pese a los vanos intentos de los delincuentes, no ha habido pacto alguno con ellos. En el caso de Isco, tan solo se fijó con sus abogados el día, lugar y hora exacta de su entrega.

El auge de las organizaciones criminales en la comarca en los últimos años está teniendo una respuesta contundente por parte del Ministerio del Interior, cuyos actuales responsables han mantenido la línea de trabajo marcada por sus antecesores a través del refuerzo de los medios materiales y humanos en materia de seguridad, como lo demuestra el hecho de que se han cubierto las plantillas previstas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, a lo que se une el incremento sustancial de efectivos en el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria. Y aún así, hay que dotar a todos los cuerpos y a la administración de Justicia de nuevos y mejores recursos porque la lucha contra el narco y el contrabando es un problema que incumbe a todo el territorio español y al resto de Europa. Como hemos mantenido en otras ocasiones, el Campo de Gibraltar no es el origen del problema, sino el primer damnificado por la actuación de las mafias y por la inacción en muchos frentes (social, económico, de empleo...) por parte de las administraciones públicas durante demasiados años. Nadie puede desear más que los campogibraltareños el final de los clanes criminales, cuya actividad no se ciñe sólo al tráfico de hachís, sino también al del contrabando de tabaco (el Brexit es una oportunidad para ajustar muchas cuestiones pendientes con Gibraltar a este respecto y también sobre el blanqueo de capitales) o el tráfico de mujeres, especialmente subsaharianas, que son obligadas a ejercer la prostitución nada más llegar a España. Queda tarea por delante.

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