Elegir entre lealtades

La lealtad a Andalucía que pedía Susana Díaz es la lealtad a un modelo de España que consagra la igualdad y la cohesión territorial

El congreso del PSOE de Andalucía, clausurado el pasado domingo, deja una constatación y un titular: la constatación es la de que Susana Díaz, reelegida secretaria general, conserva un respaldo absolutamente mayoritario dentro de su partido, un apoyo en el que no ha hecho mella el resultado de las primarias que volvieron a encumbrar a Pedro Sánchez como secretario general. El titular, derivado de esa posición de fortaleza de Díaz, es que la presidenta andaluza, puesta en la tesitura de tener que elegir entre la lealtad a la dirección de su organización o la que le debe al proyecto político que consagra la unidad y la cohesión territorial del país, lo que implica la igualdad entre los ciudadanos, no tendría ninguna duda sobre qué colocar en primer lugar. No es menor lo que dijo la presidenta andaluza en la última jornada de la asamblea socialista. La afirmación de Díaz no es gratuita: tiene su origen en que, más allá de las posibles diferencias o incluso de la evidente falta de simpatía entre Sánchez y Díaz, la actual dirección federal de los socialistas está enviando señales muy confusas sobre el principal reto político que tiene planteado el Estado. La lealtad a Andalucía que reivindicaba la presidenta de la Junta es, en definitiva, la lealtad a un modelo de España que es el que le ha dado a los ciudadanos el mayor periodo de democracia y prosperidad que se conoce en nuestra historia. Por lo tanto, lo que se defiende en Andalucía son principios igualitarios que no pueden quedar comprometidos por coyunturas o ambiciones políticas. No es admisible, dentro de este esquema, ni sacarse del sombrero conceptos como la plurinacionalidad -que ni su propio formulador parece tener muy claro lo que es o lo que implica- ni ponerse de perfil ante desafíos como el que plantea el separatismo catalán. Andalucía no puede permitir ni asimetrías ni privilegios de unas comunidades sobre otras. Y el principal partido de la oposición no puede jugar a confundir a la opinión pública ni supeditar todas sus estrategias, incluso en un tema tan trascendental como éste, a la de desgastar al Gobierno para cambiarlo. Puestas las cartas sobre la mesa, a partir de ahora no se adivina un periodo de relación fácil entre la dirección federal del PSOE y su federación mayoritaria y la que mantiene la mayor cuota de poder socialista en España. Pero, por lo menos, las cosas, por lo que respecta al papel que debe jugar una comunidad como Andalucía en estos momentos complicados, quedan claras, lo que para los ciudadanos de esta comunidad debe ser importante y también tranquilizador.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios