Administración paralela, mucho ruido y pocas nueces

La pregunta es hasta qué punto hay una verdadera voluntad de adelgazar la administración paralela o estamos ante una mera estrategia de marketing político

Tras dos años de espera, la auditoría externa encargada por la Junta de Andalucía para calcular el alcance exacto de la llamada administración paralela ha concluido. Y, como era de esperar, se ha constatado que nuestro entramado autonómico está plagado de "duplicidades y gastos innecesarios" que suponen una auténtica sangría de dinero público, es decir, de esos impuestos que a los ciudadanos nos cuesta tanto esfuerzo pagar. Sobre el monstruo en que se había convertido la Administración andaluza en los tiempos del PSOE ya hemos dado en numerosas ocasiones nuestra opinión, siempre en un tono muy crítico, señalando que en muchos casos se había convertido en una herramienta más del secular clientelismo político en nuestra tierra, uno de sus males más duraderos. Sin embargo, el PSOE ya expió sus culpas políticas al ser desalojado del poder. Ahora, se trata de ver hasta qué punto este informe responde a una verdadera voluntad del Gobierno de coalición PP-Ciudadanos de acabar con dicha administración paralela o, simplemente, estamos ante una mera operación de marketing político con la que el Ejecutivo autonómico quiere dar la impresión de que está avanzando en uno de los puntos más importantes del pacto de investidura de Juanma Moreno, firmado en su día por PP, Cs y Vox. Según el propio vicepresidente andaluz, Juan Marín, este informe servirá para que otra empresa privada elabore un plan sobre cómo reducir dicha administración paralela y cuántos trabajadores sobran. Es decir, que sencillamente, con toda probabilidad, dicho ajuste no se hará en la actual legislatura, con lo que tanto el PP como Ciudadanos se evitarán el lógico desgaste electoral que tiene mandar al paro a un determinado número de personas. De hecho, el propio consejero de Hacienda, Juan Bravo, se ha cuidado mucho de señalar que la intención es reutilizar a los trabajadores sobrantes en labores como la gestión de los fondos europeos de recuperación, y que muchos de ellos saldrán de sus puestos por la vía de la jubilación. Es decir que, por ahora, seguiremos igual. Por lo menos hasta las próximas elecciones. Demasiado ruido para tan pocas nueces.

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