QUÉ mala cara va teniendo ya la gente en Cádiz. Válgame la Virgen Purísima. Ni el que le hace los mandaos a Drácula. La falta de sueño por culpa del Concurso empieza a pasar factura. Ayer Paco, el muchacho de la charcutería del Don Jamón de San Francisco, me puso chopped en vez de mortadela de La Piara, que, por cierto, es la única que mi delicado esófago tolera. Qué disgusto me llevé cuando me enteré que dejaban de producirla. Menos mal que ha sido una falsa alarma, un cuplecito malo de Quiñones, que ya quería enterrar otro fiambre. Ummmm qué rica esa mortadela con picos de los gordos. Menos mal que me di cuenta y saqué a Paco de su error. Me dijo que es que se acostó más de las tres de la mañana viendo Onda Cádiz y que a las seis estaba en planta para preparar el género. Qué lástima. Me contó no sé qué problema con los montajes de los grupitos estos carnavaleros. Por lo visto una comparsa quijotesca poco menos que representó los paisajes mesetarios de La Mancha con molinos y todo. Como los tramoyistas cobren por horas me da en la nariz que van a acabar las funciones a la misma hora que el Nazareno sube por Jabonería. La solución dicen que es volver a las funciones de tarde. No estoy de acuerdo. La solución es derribar el Falla y trasladar allí la Castrense, con sus imponentes imágenes del Cristo de la Expiración y la Virgen de la Victoria. Esa sí que sería mi mayor victoria. Entérense, el Carnaval da sueño y perjudica seriamente la salud. Sobre todo la mía.

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