Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

¡Que vuelva Herodes!

Antes los niños eran traviesos, empollones o tímidos y ahora son hiperactivos, tienen alta capacidad o son Asperges

Odio el bacalao. Mi padre se acostumbró a comerlo cuando navegaba en navieras vascas y en mi casa lo ponían cada dos por tres. Cuando rechazaba comerlo mi padre me mandaba levantar, dejaba el plato para la merienda, si no lo quería por la tarde, para la cena, y si no lo comía de noche, para desayunar hasta que cedía en mi empeño cuando ya no soportaba el ayuno. De aquella época le cogí un odio al bacalao que todavía perdura, aunque aprendí a no rechazar la comida que me pusieran. Ahora los niños están tan hiperprotegidos que les hacen comidas especiales, no vayan a disgustarse, incluso les miden la intolerancia a cualquier alimento. Supongo que tiene que ver con el cambio en las familias españolas: ahora trabajan la madre y el padre y solo da tiempo a tener un niño, que mama "a demanda" y en lugar de cuna tiene "colecho". Antes eran familias grandes donde los hermanos debían competir bajo la atenta mirada de la madre con la lejana autoridad del padre. Ahora es el reino de los sicólogos que lo mismo diagnostican un Transtorno del Espectro Autista que Alta Capacidad. Antes los niños eran traviesos, ahora son hiperactivos. Antes eran empollones, ahora tienen alta capacidad, antes eran tímidos, ahora son Asperges. Si antes un profesor le reñía a un niño, el padre y la madre se ponían incondicionalmente del lado del profesor, ahora van al colegio a meterle la bronca al maestro, le amenazan con ir a quejarse a la inspección o hacer una crítica en las redes sociales que baje el prestigio del colegio y, por lo tanto, la matriculación. Los niños viven en una burbuja de cuidados. Sin ánimo de parecer el abuelo cebolleta, nosotros nos pasábamos en la calle los fines de semana y las vacaciones, ahora los niños no salen si no van acompañados, todas las tardes a música, inglés, judo o cualquier actividad extraescolar, que mi niño sabe mucho, es muy listo y va a llegar muy lejos, no veas las notas que saca, en matemáticas un poco menos porque el profesor es un antipático que le ha cogido manía, con lo listo que es mi niño. Eso sí, todo tipo de pantallas a su disposición para que no molesten, por pequeños que sean.

Si usted viaja en tren o avión, los niños darán una brasa brutal a base de gritos y llantos sin que ningún padre les llame la atención. Si va usted a una terraza de cualquier plaza, los niños correrán y jugarán a la pelota aunque le den balonazos a los clientes, no se le ocurra llamarles la atención porque saldrá una madre o un padre hecho una fiera para apoyar al pobre niño. Ya hay hoteles sin niños para que los adultos que educamos a nuestros hijos en el respeto a los demás podamos descansar sin que molesten los enanos energúmenos.

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