cuatro por uno

Alberto

Entre el voto útil, la 'cocina' y el tripartito

Los malos vaticinios de las encuestas, singularmente la del CIS, provocan que Pedro Sánchez recurra a mensajes contradictorios Rajoy disputa a Rivera el legado de Suárez

grimaldi

SE juega más. El resultado que los españoles que votan determinen en las urnas el próximo domingo 20 tendrá para Pedro Sánchez más consecuencias que las propias de la conformación de mayorías para investir un nuevo Gobierno. Él también tiene en juego su propia trayectoria política como líder nacional, que podría truncarse abruptamente pese a que apenas lleva año y medio como secretario general del PSOE y líder de la oposición a Mariano Rajoy en el Congreso de los diputados.

Esa realidad condiciona la campaña electoral del líder socialista, que sabe que no aguantaría un Comité Federal si el resultado es catastrófico. Y lo peor es que los sondeos plantean ese escenario como previsible. Especialmente la encuesta del CIS conocida en la víspera de la campaña, que, de cumplirse, le dejaría como el candidato del puño y la rosa que peor resultado obtendría desde 1977.

En 72 horas el candidato socialista ha pasado de apelar al votante de Podemos como única opción útil de izquierda, a considerar que el mayor sondeo que se hace en España -por funcionarios públicos, no se olvide- es una manipulación del Gobierno para perjudicarle, y finalmente ayer a plantear un tripartito como única alternativa a Rajoy.

Detrás de esta concatenación de mensajes que llegan a ser contradictorios -por qué plantear un acuerdo a tres para desbancar al PP si según su relato la encuesta está cocinada para beneficiar a Rajoy en su perjuicio y no refleja la realidad- está la permanente amenaza que sobre su futuro personal tiene el resultado electoral del PSOE.

Un resultado por debajo de los 90 diputados como el que esboza el CIS le pondría en la tesitura de dimitir. Máxime cuando la suma con Ciudadanos no alcanza la mayoría absoluta, como sí ocurría con otros estudios demoscópicos conocidos antes, pero con un universo mucho menor y con entrevistas telefónicas y no presenciales, como las que hacen los encuestadores del CIS.

La escasa diferencia con C's alienta además el riesgo de que se produzca el sorpasso, lo que no tiene precedente en los 38 años de democracia. Pasar a ser la tercera fuerza política de España también sería causa de su caída. Sólo lograr un acuerdo para investir a Albert Rivera con él como vicepresidente podría darle continuidad, bajo el argumento de que el PSOE habría vuelto al Gobierno.

El problema es que el CIS tampoco garantiza 176 diputados -el umbral de la mayoría absoluta- sumando las horquillas que otorga a PSOE y C's.

De ahí que ayer, Sánchez sacase a escena la articulación de una mayoría alternativa al PP uniendo también a Podemos. Eso sí, con un condicionante: que los socialistas tengan un voto más que los populares cuando finalice el recuento de las urnas.

La estrategia de apelar a un tripartito es arriesgada. Porque las experiencias con gobiernos con más de dos partidos no han cosechado precisamente refrendos electorales allá donde se han hecho, singularmente en el ámbito autonómico. Por ello, podría ahuyentar al votante de centro indeciso. Según los datos del CIS hay un 18% dudando entre votar bipartidismo o C's (un 9% para el PP y otro 9% para el PSOE). Decirle a ese elector que si opta por socialismo se aliará no sólo con C's sino con Podemos, puede llevar a que el 20-D se decante por el naranja.

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