El Palillero

José Joaquín / león

El voto de los ausentes

HABÍA expectación por el voto a la Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz. Era la primera vez que le correspondía hacerlo al nuevo alcalde, José María González. Pero Kichi se equivocó. Estuvo ausente en el voto de los ausentes. Porque, en realidad, fue como si no hubiera voto a la Patrona. Lo que leyó el concejal de Fiestas, Adrián Martínez de Pinillos, fue una paparrucha, apenas un fragmento de los tópicos que repiten los de Podemos: los jóvenes emigrantes, los niños que no desayunan, los excluidos y demás. Todo eso encajaría en un voto. Lo que no encaja es que no mencionara a la Virgen del Rosario. Se lució el asesor que lo haya escrito, pues confundió el voto con esa parida.

Sin embargo, hay que elogiar al concejal Martínez de Pinillos. Dio la cara cuando no le tocaba a él, sino al alcalde ausente. Y acudió bien vestido, con traje oscuro y corbata. Como luce barba y usa gafas, se le vio un look serio, a lo Fermín Salvochea pero más moderno. Según rumores (y clamores) que oímos, Adrián sustituyó de emergencia, como orador, a Manuel González Bouza, que fue disuadido de participar, tras presentarse en el Ayuntamiento vestido como Kichi cuando recibe. Ya la noche antes, en el Pregón del almirante Santiago Bolíbar, hubo sus más y sus menos por el atuendo informal de Bouza. Unas señoras se lo afearon. Le dijeron: "Así no vengas a ver a la Patrona". Al parecer, se insinuó que es ateo. A lo que otra señora añadió: "Pues los ateos también se lavan". En eso lleva razón.

La Corporación Municipal bajo mazas fue un espectáculo. La presidió Martínez de Pinillos, el único del equipo de gobierno. El PP envió a todos los concejales, menos Pepe Blas, que estaba en el Senado. Teófila acudió, pero esperó en Santo Domingo y no hizo el paseíllo. Ciudadanos envió a Juan Manuel Pérez. Muy bien la representación del PSOE: a Fran González le tocó el pendón (fue como un símbolo de que carga el peso), y también acudieron las Rodríguez, Victoria y María José, que son dos concejalas muy presentables y competentes.

El obispo, Rafael Zornoza, estuvo fino en la homilía, que empezó con el recordatorio de lo que era el voto. Después citó a Voltaire, un pensador anticlerical. Siguió recordando que los tres últimos papas han sido grandes defensores de la misericordia. Y pidió que Dios no sea excluido de la vida pública. Algunos feligreses le apreciaron un tono crítico, pero fue una crítica con guante blanco, como el de Fran para llevar el pendón.

El alcalde Kichi se perdió una mañana muy bonita. Y fue una lástima. O un pegote.

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