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Hoja de ruta

Ignacio Martínez

No volveremos a la cocina

MICHELLE Bachelet, la ex presidenta de Chile, directora de la recién estrenada agencia de Naciones Unidas para la Mujer, decía ayer en una entrevista que "el momento de las mujeres es ahora; no volveremos a la cocina". Eso recuerda el chiste de Forges, en el que un tipo decidido proclama "¡hoy me ocupo de la comida!", para después preguntar, con menos énfasis, dónde está la cocina. Más allá del severo patriarcado que ejercen sobre la mujer en los países musulmanes, y más allá de la situación de esclavitud, explotación, persecuciones o prohibiciones en el tercer mundo, principalmente en África, en el mundo occidental queda mucho por andar en la emancipación de la mujer. Y no sólo para eliminar el terrorismo doméstico.

Forges ha hecho alguna de sus mejores viñetas en el Día Internacional de la Mujer, como aquella de hace años en la que una señora llega a la ventanilla de un funcionario que le pregunta:

-¿Profesión?

-Limpiadora, cocinera, costurera, planchadora, niñera, maestra, telefonista, recepcionista, choferesa, psiquiatra, enfermera, puericultora, economista, matemática, intendente, sensual geisha y amante.

-Todo esto no cabe.

-Pues ponga "ama de casa", es lo mismo.

La mujer es una trabajadora en todas las civilizaciones, aunque no tenga un empleo remunerado, pero hay que subrayar que en España si el margen salarial es del 26% respecto al hombre, ese porcentaje se agranda cuando llega la hora de la jubilación, en donde la distancia llega al 40%. El lunes por la noche en el Telediario de Pepa Bueno en TVE se emitió un excelente reportaje sobre mujeres que trabajan 365 días al año en explotaciones agrarias de las que son titulares sus maridos. No están dadas de alta y no tendrán derecho a una pensión contributiva. Es verdad que ya hay una mayoría de mujeres en la universidad, pero muy pocas catedráticas. Que hay un 26% en puestos directivos, pero cuando hace tres meses Zapatero reunió en la Moncloa a los grandes patrones de empresa, había un par de mujeres entre medio centenar de invitados.

Mucho se ha avanzado en algunos campos, pero ya llevamos catorce muertes por violencia de género en España en 2011. La más desconcertante, la de una malagueña a mitad de febrero. Su antigua pareja la mató de un hachazo. Había cumplido todos los protocolos: denunció, intervino el Juzgado de violencia de género, que condenó al agresor a quince meses de prisión, que cambió por un curso sobre igualdad, y le impuso una orden de alejamiento. Pero el protocolo no sirvió de nada. Ayer fue el Día Internacional de la Mujer, pero debemos celebrar el día de la mujer (y del hombre) a diario. Ni más ni menos.

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