El Palillero

José Joaquín / león

La vieja estación

ALGUNAS cosas buenas tuvo el Bicentenario. Una de ellas fue el descubrimiento de la vieja estación de tren, la que se construyó en 1905. Sucedió durante una comida con motivo de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Una comida a la que asistieron más de 1.000 periodistas (yo no estuve, quede constancia), servida por el catering de El Faro. Y todos los asistentes quedaron sorprendidos, no ya por el buen servicio de Luis Núñez y compañía, sino porque nadie podía creer que teniendo Cádiz un pedazo de estación de esa categoría, un edificio que en cualquier lugar sería un icono o algo de eso, aquí estuviera cerrada, sin uso, y cogiendo polvo para nada. Adif, según parece, tomó nota.

En Fitur se presentó el proyecto de Adif y la empresa Driblo para crear un espacio de ocio y gourmeterío, al modo de los que existen en las principales ciudades españolas. En Cádiz se ha intentado ya algo en esa línea, con la oferta gastronómica del Mercado Central, cuyas posibilidades están aún por consolidar. Y se abrirá un nuevo frente en la vieja estación, allá junto a la mítica plaza de Sevilla, que algún día será lo que debe ser. En ella todo es polémico. No sólo el edificio de la Aduana. Hasta el proyecto del parking es cuestionado, aún siendo bastante lógico construirlo en un lugar donde van a confluir las terminales de transporte ferroviario, marítimo y la nueva estación de autobuses, además del espacio de ocio.

Por supuesto, como sucede en Cádiz cada vez que se intenta abrir algo nuevo, lo primero que se ha planteado es: ¿y para qué? Y lo segundo es criticarlo porque perjudicará a los negocios que ya existen y que se dedican a lo mismo. Sin entender que esos negocios pueden abrir sucursales en el nuevo espacio, y que si viene más gente (incluso por el segundo puente) habrá para todos, que es de lo que se trata. Aparte de que la plaza de Sevilla debería ser lo contrario de lo que es: un lugar inhóspito y desaprovechado.

Al fin se ha entendido que mantener la vieja estación cerrada no tiene sentido. Por otra parte, muchos de los que vienen de fuera, con otra mentalidad, aprecian que Cádiz tiene unas posibilidades de expansión turística por desarrollar. Y, en el futuro, hay que apretar por ahí. Eso no significa renunciar a los proyectos industriales, ni que los gaditanos sólo trabajen como camareros (oficio muy digno, por cierto) según se oye en algunas coplas, sino que el turismo es una fuente de actividad económica y crea empleo. Para una ciudad de las características de Cádiz es imprescindible.

La vieja estación puede ser un descubrimiento. Ojalá hubiera algunos más.

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