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Crónica personal

Pilar Cernuda

Las víctimas

LAS víctimas del terrorismo han convocado una manifestación a principios de abril para expresar su rechazo a la posibilidad de que ETA participe en las elecciones a través de partidos o agrupaciones que logren sortear los filtros políticos y judiciales de la ley de Partidos Políticos. Las viudas, padres, hijos, hermanos y familiares de los asesinados por ETA no las tienen todas consigo, ni siquiera tras la aprobación de las modificaciones de esa Ley que obligan a dejar el escaño o concejalía a los cargos electos a los que se puedan encontrar vinculaciones con ETA y Batasuna una vez que hayan tomado posesión.

Tampoco están seguros de que el Gobierno y las autoridades socialistas estén claramente por parar a Batasuna, a pesar de que la Abogacía del Estado ha presentado una demanda al Tribunal Supremo para que Sortu no sea inscrita como partido en el registro del Ministerio de Interior, y la Fiscalía General del Estado hará lo mismo en los próximos días. No se fían, piensan las víctimas que Zapatero se guarda un as en la manga, que ha pactado con Urkullu alguna fórmula que permita a ETA y Batasuna estar en las instituciones a través de personas interpuestas, aparentemente limpias de polvo y paja.

Es posible que las víctimas se equivoquen y esta vez el Gobierno vaya en serio; pero hay que reconocer que, aunque se equivoquen -a lo mejor no- tienen motivos sobrados para desconfiar de que este Gobierno quiera impedir a toda costa que simpatizantes de ETA puedan representar al pueblo vasco en los centros de poder. Se comprende su convocatoria de manifestación.

El recelo de las víctimas viene dado por la línea que ha seguido Zapatero desde el mismo día que tomó posesión de la Presidencia del Gobierno e incluso antes. Ha negociado con la banda lo innegociable aunque ha hecho creer que precisamente porque se entraba en terreno en el que no se podía ceder se cortaron las negociaciones. Saben las víctimas, y lo sabe España entera, que no fue exactamente así la historia, fue ETA la que rompió con el Gobierno al atentar contra la T-4. Luego ocurrió lo que ocurrió en el caso Faisán, y ahora Zapatero compadrea con Urkullu para mantenerse hasta el final de la legislatura; y no es ningún secreto que el PNV está en lo que está, pretende que la llamada izquierda abertzale participe de alguna manera en las elecciones. Aunque no sea más que para provocar la ruptura de Basagoiti con Patxi López y recuperar el gobierno. López ha declarado que es la Justicia la que decidirá sobre el futuro de los partidos abertzales, y a la vez que se manifestó esperanzado en que impida que ETA esté en las instituciones dijo que esperaba que tuviera en cuenta a los que "hacen el camino democrático". Habría que preguntarse si el lehendakari piensa que los que rechazan la violencia pero no condenan lo que ha hecho ETA hasta ahora hacen ese camino democrático.

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