El vía crucis conmemorativo

Los desfiles procesionales forman parte de nuestra tradición y cultura. Es nuestra dimensión festiva

Como culminación de los actos programados para conmemorar el 750 aniversario de nuestra Diócesis, ha tenido lugar un solemne Vía Crucis y me ahorra el tópico de escribir que ha sido el broche de oro de la celebración, porque afortunadamente, la exposición en la Catedral, que lleva el título, en latín "Traslatio Sedis", continuará algún tiempo y cuya visita recomiendo vivamente. Pero volviendo al Vía Crucis, es difícil una manifestación religiosa y, además artística, de más devoción y calidad, que la que tuvo lugar en la tarde noche y hasta la madrugada del 7 de julio p.p. Tuve ocasión en un artículo anterior de mencionar a los canónigos Domínguez Leonsegui y Jiménez por sus desvelos y hoy toca mencionar a los sacerdotes Juan Enrique Sanchez y David Domínguez y a los seglares, Pedreño, Bienvenido y Caravaca, eficaces colaboradores en el éxito. Ya sé que este entusiasmo mío (que comparten también los que lo han confirmado con su presencia, unos gaditanos, o de la provincia y otros de muchos lugares de Andalucía) pueden no sentirlo otros que escriben estas páginas y que manifiestan su parecer contrario a que las vías públicas se usen para manifestaciones religiosas en un Estado aconfesional. Pero usan del mismo derecho que cuando las calles se manifiestan los ciudadanos, expresando su opinión sobre temas diversos. Cada estación del Vía Crucis estaba simbolizada por el "paso" de una cofradía a la que acompañaba su Junta de Gobierno y algunos hermanos portando cirios. En las 14 estaciones había pasos de Algeciras, Chiclana, Conil, La Línea, Medina Sidonia, Puerto Real, San Fernando, San Roque y por supuesto, de Cádiz capital. La XIII estación, Jesús muere en la Cruz, fue reservada al Cristo de la Buena Muerte, de la cofradía del mismo título y esta debe ser la primera ocasión -la segunda será en su traslado a Santo Domingo, mientras duran las obras de la Iglesia- en que sale a la calle sin ser Viernes Santo, pero la ocasión lo merecía. También procesionó en su paso de palio, la Virgen de los Dolores, de los Servitas de San Lorenzo, para ilustrar uno de los dos momentos de reflexión que tuvieron lugar en el Vía Crucis. Quedaron patentes los distintos estilos de la carga que existen en nuestra diócesis: sobre el hombro y con horquillas, el costal e incluso el estilo que se considera malagueño, de largos varales, en los que se sitúan los cargadores. Los desfiles procesionales forman parte de nuestra tradición y cultura. Es nuestra dimensión festiva. Despreciar, como algunos hacen, la religiosidad popular so pretexto que se queda en la capa más elemental de los sentimientos, me parece un error.

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