La firma invitada

José María Moncasi De Alvear

El verdadero velo

ME niego a que me sometan a un cordón sanitario. No lo necesitamos. El grueso de la atención pública lo han acaparado asuntos como la corrupción, el velo de Nawja, el recurso al juez Garzón, la sentencia del Estatut, la memoria histórica; esos lugares comunes que nos desvían de lo importante. Más allá de nuestras fronteras, tratan de hacer frente común a una incierta situación económica, a un debilitado sistema político.

Aquí, somos tan provincianos, que gastamos nuestras energías en asuntos que sólo nos afectan a nosotros, importándonos poco -o nada- las consecuencias de la debacle de Grecia para España. Si en las últimas legislaturas, nuestros dirigentes políticos, en vez de reprocharse la falta de patriotismo, nos hubiesen guiado hacia metas más altas, otro gallo cantaría.

Antaño, el mundo volvía los ojos hacia nosotros para contrastar experiencias, escuchar cómo resolvimos nuestros problemas, o simplemente discutir de igual a igual sobre los asuntos que preocupan al mundo. Hoy, tras años de falsedades, de hipocresías, de tirar por la borda -sin más- esa transición modélica a ojos del mundo, vivimos lo que vivimos, no porque no se hayan encontrando las soluciones, sino porque se han confundido los problemas, porque no se distingue el pasado del presente, no se distinguen las excepciones de las reglas. Somos capaces de seguir a la bola de nuestras cosas, incluso ostentando presidencia europea.

Ahora, los sindicatos, en vez de echarse a la calle exigiendo responsabilidades a quien hay que exigírselas, pidiendo cambios de orientación, hasta de gobierno, salen a la calle a poner a caldo -entre otros- a los empresarios, a los que luchan por sobrevivir.

Si no, lean los efectos de las crisis en las empresas. Según un estudio realizado por la Fundación Nexia y Fundación EAE a siete mil empresarios familiares españoles, un 35% de los encuestados reconoce una alta o muy alta afectación por la crisis. Mientras sólo un 19% de los mismos afirma que la crisis no ha afectado a los puestos de trabajo en su empresa, un 44% afirma haber sufrido una baja o mediana afectación. Si nos referimos a los volúmenes de facturación, más del 54% considera que la crisis ha afectado de manera muy importante en este sentido, añadiendo además que casi un 40% considera que la cartera de clientes de su empresa sí se ha visto afectada significativamente por la crisis actual. Con la caída de las ventas, claro está, se alargan los plazos de pagos, una situación que coincide con que muchas entidades financieras están cortando las líneas de circulante, por lo cual la falta de liquidez se ha convertido en uno de los principales problemas de este tipo de empresas. Preguntados por sus relaciones con este sector, casi la mitad de las empresas -el 46,4%- indica que sus fuentes de financiación se han visto afectadas de manera muy importante. Se preguntarán cuáles son las medidas más usadas para afrontar esta crisis. Bien. La más usada es la reducción de gastos -un 84% de las respuestas-, seguida de la búsqueda de nuevos mercados -casi el 70%- lo que representa a mi entender el síntoma de una actitud positiva.

No obstante, a pesar de la gravedad de la situación, los empresarios familiares se muestran optimistas sobre los plazos de la salida de la crisis en el caso de sus empresas que a nivel global. Así, algo más de un 60% de los encuestados considera que su empresa saldrá de la crisis en los próximos tres años, y un 21% percibe que su empresa saldrá de esta en los próximos doce meses. A nivel global, menos de la mitad de ellos considera que se tardará entre uno y tres años en superarla y otro 33,5%, que será entre tres y cinco años.

Ante estos datos, cabe preguntarse si los empresarios familiares -que generan el 75% del empleo privado en este país- afrontan la crisis de brazos cruzados o, por el contrario, luchan, trabajan de sol a sol, se desviven, por reducir esa tasa de paro que en la actualidad supera ya el umbral de los cinco millones de desempleados. ¿Son ellos parte de la solución o los culpables? Un poco de seriedad, por favor, y quitémonos de una vez ese tupido velo de ignorancia.

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