Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

Desde mi cierro

Pedro María / González / Tuero

Me lo veo venir

Y ahora parece que sí. Que ya han sido adjudicadas las obras del instituto Isla de León. Tarde y mal, como siempre. Con presiones paternas y con las pertinentes amenazas, entonces se cede, entonces vienen las prisas y ahora se harán cuanto antes. Siempre que lo que se dice desde la Administración sea cierto, que tampoco nos extrañaría lo contrario, viniendo de donde viene. Están las elecciones ahí y me veo venir que se darán tortas para la primera piedra. Cada uno se pondrá la medallita de lo conseguido y al carajo lo que le quede por pasar a alumnos y a profesores, mientras que este lavado de cara o este parcheo indecente se vaya haciendo realidad.

Así, taladradoras y martillos, engrosarán la ratio y la polvareda consiguiente nos acompañará en el aula y, gran parte de ella, será digerida a través de bronquios y otras vías alternativas. Y me veo venir el cabreo de mis compis con sus voces rotas y sus antiguas alergias reverdecidas. Las limpiadoras que no podrán dar abastos y los conserjes capearán el temporal de las entradas y salidas desde su garita empolvada y desguarnecida. Las fotocopiadoras averiadas y los ordenadores locos, pues no podrán soportar durante dieciocho meses tanta mierda ni tanto dislate.

Y todo esto me lo veo venir. Ruidos por doquier, chocando con grúas que levanten la nueva planta, días sin electricidad y sin internet, porque siempre será para-mejorar-lo-que-tenemos-y-esto-es-bueno, que dirán los que no lo sufran, sólo unos meses y ya está. No se puede ser tan delicado. Maestros...

Y es cierto, mi estimado lector, que este vetusto y anticuado edificio necesita un cambio. Es una diaria realidad que las condiciones de trabajo son obsoletas y la seguridad, con tanto personal que alberga, no es la adecuada. Pero, me veo venir que todo lo que está proyectado y que, más tarde o más temprano, sea realidad, no será suficiente. Porque sigo pensando que lo que se haga supondrá simplemente un ejercicio de albañilería cosmética o una urgente liposucción. Que se cargarán los espacios que hoy son tan necesarios y que, lo que resulte, se parecerá más a una ratonera que a un centro de enseñanza. Dudando además, si sus antiguos cimientos horadados en aquella huerta del "Camomo" o Huerta Chica, entre marismas y salinas, resistirán estos embates.

No obstante, la única ventaja de todo este alboroto, la obtendrá el "Perete" que, con los albañiles vecinos, aumentará su clientela. Aunque, me veo venir que el pan de sus tostadas y bocatas, tendrá que ser plastificado para preservarlo de esa docente polvareda tan cercana.

Y, en un día de levante..., ni te cuento.

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