La cornucopia

Gonzalo Figueroa

El universo de Kiki

LA fotografía ha tenido defensores y enemigos. El decimonónico Ambrose Bierce la describía como "un cuadro pintado por el sol sin encontrarse instruido en materia artísticaý" Pero la impresionante evolución experimentada por el género ha hecho modificar sensiblemente la mezquina visión del ácido norteamericano.

Con mayor objetividad, un tanto obvia, Keith Waterhouse escapa de la polémica y opta por definir el concepto de obturador, ese "pequeño agujero en la cámara a través del cual una esposa, un niño, un perro, un gato jugando con una madeja de lana, una boda, un cisne, una iglesia normanda, un padre de familia metido en la arena hasta el cuello, una avenida bastante interesante, un marinero sacando su cabeza por un ojo de buey o una pareja de ingleses del interior de Inglaterra que eran el alma y la vida de una fiesta esa última noche en Ibiza, pueden ser observados por el fotógrafo".

Pero la pregunta fluye, natural: ¿es un arte o una artesanía? Al contemplar la apasionante exposición que Joaquín Hernández Conde, más conocido en Cádiz y España como Kiki, nos ofrece en la Diputación, me inclino sin reservas a favor de la primera alternativa. Porque si la poesía, al igual que la escultura o la pintura, se consideran expresiones artísticas, sus Fotos de primera bien merecen este último calificativo.

Y buscando mayor concreción en cuanto al género, concluyo que son un verdadero ensayo, no en el sentido de prueba o intento de algo que aún no acredita los requisitos deseados, sino en el literario. Porque el ensayo se ha considerado desde siempre como una obra en prosa y generalmente breve, consistente en una serie de reflexiones sobre un tema, sin pretensiones sistemáticas ni aparato bibliográfico (Seco). Y en las fotos de Kiki afloran sin palabras toda clase de pensamientos, cavilaciones, juicios y especulaciones que, saltando de la instantánea al observador, transmiten igual sensación que la que expresa el propio fotógrafo en su prólogo:

"ýSer testigo de la historia de mi ciudad y de dejar constancia de ella gráficamente." ¿Cabe indicación más precisa?

Por ello, en vez de glosar imágenes o comentar contenidos, me limitaré a recomendar que, todos aquellos que aún no la han visitado, acudan a esta muestra antes de su cierre. Verán allí lo que el fotógrafo norteamericano David D. Duncan describía gráficamente como "ese fugitivo segundo que acababa de atrapar con su curiosidad como con una red de cazador de mariposas." Es el que ha vivido Kiki 140 veces... y muchas más en su vida.

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