Hay gente que es capaz de innovar con cosas que parecen imposibles, como son los churros. No están en Alabama ni en Nueva York, sino en San Fernando, porque aquí también se hacen cosas interesantes, aunque sea partiendo de algo tan sencillo como una masa de agua, harina y sal.

El 44 es un famoso bar de San Fernando. Creo que no exagero si digo que allí hacen los mejores churros de la Bahía de Cádiz, al menos eso pienso yo que soy más experto en churros que en física cuántica. Lo que más me impresiona de ellos es su regularidad churrística. Vayas el día que vayas, siempre están igual de crujientitos y con su masa etérea por dentro, un fenómeno de la creación churrística.

En el año 2010 Israel Expósito, un joven hostelero de San Fernando, decidió innovar en el negocio familiar que ha hecho famoso su padre, Miguel Ángel. Puso en marcha un servicio a domicilio de churros los fines de semana por la mañana. El éxito fue tal que desde entonces y hasta ahora han puesto en marcha otras dos sucursales, una en la barriada de Gallineras y otra en la misma calle Real, frente al castillo de San Romualdo.

Pero ahora Israel, que tiene 37 años, ha dado un nuevo paso adelante y traslada su negocio de desayunos a domicilio a Cádiz y se atreve a regentar lo que era el Nuevo Stop, una amplia terraza donde se servían churros y pescados fritos. La intención es servir aquí desayunos y meriendas, pero también utilizar este local como plataforma para servir sus churros a domicilio los fines de semana.

Israel anuncia también innovaciones "churrísticas" y habla también de churros rellenos con crema pastelera, con chocolate o con dulce de leche, que harán ellos mismos y también de churros salados para el futuro.

Este joven empresario de San Fernando es un ejemplo de eso que llaman hombre hecho a si mismo. Hacer tantas ruedas de churros, porque así se inició, haciendo masa cada mañana como su padre, debe dar mucho tiempo para pensar e Israel no lo ha desaprovechado, demostrando que con imaginación y sentido común se puede innovar en cosas tan tradicionales y tan fijas como los churros.

Ahora, aunque sigue cuidando la masa cada mañana, regenta ya cuatro negocios en los que conjuga la tradición, sirviendo los churros en papel absorbente, con la innovación para lograr que lleguen calentitos a los hogares…y no hay mayor felicidad que comerse unos churros en el sofá de tu casa un domingo por la mañana. Por cierto yo no les echo azúcar ¿y tú?

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