Polémica Cinco euros al turismo por entrar en Venecia: una tasa muy alejada de la situación actual en Cádiz

El Palillero

José Joaquín / león

El tesoro de 'La Mercedes'

LA llamaban La Mercedes, aunque para Cádiz es como si fuera La Bernarda. Con la fragata Nuestra Señora de las Mercedes le han dado a Cádiz un cobazo de categoría. Ya la gente ni siquiera protesta, porque está distraída con otras cosas. Como todo el mundo sabe, o debería saber, la fragata fue hundida en 1804 por un pérfido ataque inglés, en lo que se considera un precedente de la batalla de Trafalgar. En la fragata murieron 249 marineros, y se hundió con sus tesoros en aguas del golfo de Cádiz. Ahí quedó, durante dos siglos, hasta que en 2007 se conoció el expolio llevado a cabo por la empresa cazatesoros estadounidense Odyissey, que rapiñó medio millón de monedas de oro y plata acuñadas en Perú, en tiempos de Carlos IV. Tras otra batalla, esta vez legal, las monedas fueron devueltas a España, con sentencia firme del Tribunal Supremo de EEUU en 2012.

Y ahí fue donde le empezaron a dar coba a Cádiz, en lo que todavía siguen. La entonces alcaldesa, Teófila Martínez, y algunas fuerzas vivas (o muertas) de la ciudad reclamaron con moderado énfasis que las monedas vinieran a Cádiz, en plan "devuélveme el rosario de mi madre", que se hundió por aquí, no por Madrid, ni por Cartagena. ¿Se imaginan lo bonito que hubiera sido exponerlo en el Castillo de San Sebastián, para dotarlo de contenidos? ¿O en el Balneario de la Caleta, donde ya hay algo de arqueología submarina? Algunas voces conciliadoras llegaron a plantear que como había muchas monedas (había medio millón, si no se perdió ninguna en las refriegas), y además eran casi iguales, se podría repartir un puñaíto por aquí, y otro por allí. Pero, tristemente, terminaron todas en Cartagena. No en la de Indias, que es tan parecida a Cádiz, sino en la de Murcia.

Como en los duros antiguos, aquí no vimos ni una. La excusa fue que el Museo Nacional de Arqueología Subacuática está en Cartagena. Hace pocos días, pasó por Cádiz una expedición autorizada que descendió hasta La Mercedes. Se llevaron un cañón de bronce y once piezas, entre ellas una maja de almirez de oro, una palmatoria de plata, tres cucharas, un tenedor y tres platos de plata. En vez de dejarnos el cañón en las Puertas de Tierra y lo demás para el ajuar de los convites del Ayuntamiento, se lo llevaron todo a Cartagena, mientras en Cádiz seguían discutiendo por los presidentes de las empresas municipales y la herencia.

Aquí están tan despistados que cualquier día mangarán el mástil de la gran bandera de la plaza de Sevilla, y pensarán que han comenzado las obras del aparcamiento.

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