ESTA redacción celebró ayer la festividad (impostada, falsa) de Santa Tecla Chiquita, Patrona de las Minúsculas. Los periodistas tenemos fama de dipsómanos pero si algo nos gusta tanto o más que beber es comer. Comer nos encanta, no dudamos en decírselo, de hecho, al primero que nos pregunta. Que nos pregunta, por ejemplo, si queremos escribir o colaborar en algún tipo de medio, gratis. Nosotros lo haríamos encantados pero es que flipamos comiendo. Y comemos con contundencia, porque ayer lo único que había sobre la mesa con rastros de fotosíntesis eran unas aceitunas y el limón para la carne mechá. Me preguntaba, también, qué era lo que celebrábamos. Porque, por un lado, está la especie (no cierta) de que escribir, escribe cualquiera. Y está el hecho (cierto) de que, cada vez más, somos criaturas de pantalla. Tal vez es que en el fondo sabemos que lo que hacemos puede estar devaluado, pero sigue siendo valioso.

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