Los sucesos de Ceuta

Dudo que el Plan del señor Sánchez ilusione a los mayores y que puedan disfrutar de ese paraíso prometido

Con Ceuta, en Cádiz, no compartíamos más que al Obispo y también la Abogacía del Estado porque cuando vine destinado a Cádiz, allí nos desplazábamos como asesores del gobernador militar del Campo de Gibraltar, y para otras atenciones. Lo mismo ocurría en Málaga, desde donde se atendía a Melilla. Esto lo explico porque me gusta escribir los sábados de las cosas de Cádiz y por esa vinculación que he explicado creo que no falto demasiado a mi propósito.

Sabido es que el detonante de estos sucesos fue el ingreso del líder del Polisario en una clínica española, por padecer la infección del Covid-19, probablemente recomendado por ex vicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, o al menos esto ha sido el pretexto de Marruecos. Estamos pues ante un conflicto internacional en el que -dicen- que en todos esos casos hay que actuar con extrema prudencia y parece que en este caso ha habido un agravio innecesario al reino de Marruecos. El conflicto, resuelto en parte, subsiste, con la retirada de la embajadora de Marruecos, que no volvería a España hasta que el enfermo del Covid, que es el líder del Polisario, no salga de España de motu propio o sea expulsado.

Pero aquí nos dejan a los adolescentes marroquíes cuyo control es difícil porque algunos hablan nuestro idioma y se buscan la vida, sin aceptar la devolución. A Andalucía se le ha señalado un cupo de 13 menores no acompañados, con la protesta de la Junta porque ya antes había tenido que soportar otras colocaciones y la cercanía de Andalucía no justifica que se haga cargo de todos. En cuanto a los mayores, unos 5.600 han vuelto a Marruecos, sean forzados por las autoridades españolas o de motu propio al comprobar que no había trabajo, ni alojamiento, ni oportunidades para ellos. Además la Junta se encuentra con que Vox, por boca de su portavoz recién nombrado, pretende que no se acoja, incluso a ninguno de los menores y si se hace no apoyará ninguna de las iniciativas de la Junta, y además se jacta de que su partido va a romper con la estabilidad del gobierno andaluz. Entre tanto, el presidente del Gobierno, señor Sanchez, presenta una España para el año 2050, o sea para dentro de 29 años. Esto puede ilusionar al más pequeño de mis 10 nietos, que acaba de cumplir un año. Dudo, aunque se los deseo, que ilusione a los mayores y que puedan disfrutar de ese paraíso prometido, a costa de subir los impuestos. En nuestra literatura hay siempre una frase oportuna para los anuncios optimistas, como en el Burlador de Sevilla: "cuál largo me lo fiais".

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