No me subo

El triunvirato andaluz de dos que formará gobierno a partir del próximo viernes es una nueva CEDA

Tomo nota, el PSOE paga un autobús para que la gente vaya a las puertas del Parlamento de Andalucía a plantar cara a lo que es un retroceso en la igualdad, según reclaman. Autobuses para que la gente fuera a las urnas a votarles no pusieron pero ahora, ya perdidos, al río. De Sevilla, qué bien pareces, lleno de velas blancas y ramas verdes. Que cantó Federico. Nada, así vienen. Y los que buscan las huellas del pasado en el presente están diciendo que quieren traernos de nuevo el 1934 de nuestras culpas. Por Sevilla. El triunvirato andaluz de dos que formará gobierno el viernes es una nueva CEDA a la que hay que combatir con un nuevo frente popular en autobús pagado por el PSOE. Con un par. Perder en las urnas, ganar en las calles. Un derecho constitucional, sin duda, el derecho de manifestación. Pero atención que vengo oyendo que hay que movilizarse también desde el otro lado, porque alguien está trazando con una brocha gruesa una raya en el suelo, aquí unos, allí otros. Entonces, los otros van a pagar autobuses para que nos montemos y vayamos con banderas, con pancartas, con gritos, con consignas. Como ahora pero distinto. Me adelanto a poner aquí las mías, que me llegan por la memoria herida de tantas desgracias de nuestro pasado que se niegan a enterrar para siempre. Se trata del famoso poema de Jaime Gil de Biedma De vita beata: "En un viejo país ineficiente,/algo así como España entre dos guerras/civiles, en un pueblo junto al mar,/poseer una casa y poca hacienda/y memoria ninguna. No leer,/no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,/y vivir como un noble arruinado/entre las ruinas de mi inteligencia." Es una consigna larga, no cabe en una pancarta pero es inevitable en una buena reflexión que urge hacer.

Y memoria ninguna, pide el poeta de Barcelona. Con memoria uno no se sube a un autobús así, sólo con desmemoria puede hacerse. Es que, verás, ¡no fueron a las urnas! Estuvieron todo un día muy cerca de sus casas y se negaron, no quisieron ir a votar al partido que ahora fleta autobuses para iniciar la revuelta, el malestar social que les ha provocado esta pérdida y ese acuerdo de los otros, ¡la extrema derecha!, porque ¿los suyos? le negaron el pan y la sal de la nueva mayoría suficiente, no esta minoría insuficiente, este porcentaje que hiere los ojos si se hace sobre el total del censo completo, de los millones de andaluces… Después de más de treinta años…¡Ay de mi Alhama!"

No me subo, que no.

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