Mantiene un alto componente de tradición y de emoción, por la fecha en la que se celebra, pero el sorteo de la Lotería de Navidad cada vez tiene menos que ver con los de antaño. La imagen que ilustra esta información lo dice todo. El camarero y los clientes del bar Avenida de Vejer seguían ayer a lo suyo, con total normalidad, pese a que minutos antes se conocía que ese local había vendido un décimo del Gordo valorado en 400.000 euros. Las máquinas y terminales que expenden ahora los billetes contribuyen a repartir los premios, sí, pero lo hacen de manera muy desperdigada, evitando así que las lluvias de millones se concentren en un pueblo o en un barrio de una gran ciudad.
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