Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

ACUÉRDENSE de lo que decía Don Manué: "¿dónde estaban ustedes cuando el Betis se hundía?". Eso pienso yo cuando veo las opiniones de alguno que hasta no hace mucho se benefició de sus estrechas relaciones con el PSOE . Es normal cambiar de opinión, no hacerlo es de imbéciles, cada vez que oigo elogiar a alguien porque tiene la misma opinión desde hace muchos años pienso que elogiado y elogiador son dos auténticos cenutrios. Ya lo dijo Keynes "si las circunstancias cambian , yo cambio de opinión ¿usted qué hace?". El problema, claro, no es cambiar de opinión, sino explicarlo como algo natural. Alguien podía ser un fanático socialista y ahora simpatizar con otro partido, pero suena raro haberse vuelto antisocialista de la noche a la mañana. Se podía haber sido concejal del PSOE y militante en la época del GAL, de Filesa y de los ERE y ahora pensar de otra manera, pero con la conciencia de dónde se viene e incluso con una cierta dosis de escepticismo si el partido al que pertenecías te dio un puesto de trabajo o una comisión de servicio para escapar de la tiza. Yo he cambiado de opinión muchas veces, en 1985 creía que estar en la OTAN era fomentar la guerra y promover la tercera guerra mundial, ahora creo que estábamos equivocados por muy nobles que fueran entonces nuestros motivos, a la vista de lo ocurrido durante estos 35 años. En 1987 creía que había que municipalizar todos los servicios externalizados, ahora me parece una majadería porque lo importante es que se presten esos servicios de manera eficiente. He criticado duramente a los tres alcaldes democráticos de la ciudad, ahora pienso que los tres han hecho cosas buenas y cosas malas, la perspectiva que da el tiempo . Digo más, cualquier partido puede tener algo de razón . Cuando uno cambia de opinión debería explicar el motivo, los que hace 30 años eran fanáticos socialistas y ahora se han vuelto igual de fanáticos pero antisocialistas deberían explicarnos los motivos, ni cuento aquellos que fueron enchufados en la administración gracias al carnet del partido o a sus vínculos familiares. Lo menos que se debe en esta vida es agradecimiento, aunque sea envuelto en una dura capa de cinismo. Es curioso que muchos fanáticos socialistas de hace 35 años lo eran cuando el PSOE mandaba en el Ayuntamiento, la Diputación, la Junta y el Gobierno de España, se beneficiaban de sus vínculos mientras otros denunciaban atropellos, vivían en el paraíso. Ahora que el PSOE ha perdido mucho poder resulta que cambian de opinión, por no hablar de los que han visto la luz una vez jubilados de sus gratificantes puestos en la administración enchufados, ahora convertidos a la podemia con la fe del converso.

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