Los farmacéuticos lo reconocen. Saben que en la subasta de medicamentos los que salen perdiendo son los pacientes. Llega uno a la botica y, con cara de pésame, te dicen: "Lo siento pero ya el Bisoprolol no se dispensa". "La subasta la ha ganado ahora otro medicamento similar". "Seguro que el que ha ganado ha sido el que menos ofrecía". Es, al contrario que en el resto de subastas porque, según cuentan muy bajito -casi al oído- los farmacéuticos, casi nunca el medicamento que gane la subasta es el más efectivo. Y, según la cara que te ponen al dispensarlo, seguro que saben de qué hablan. De hecho, el propio médico de familia te dice lo mismo y casi te pide perdón por no poder dispensarte ese medicamento que durante toda la vida te ha controlado la tensión o te han disminuido los dolores. Al final, todo será cuestión de fe o de pagar la marca que uno desee y, al final, saldremos perdiendo los que más pagamos.

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