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Crónica personal

Pilar Cernuda

La sentencia

NO es una sentencia cualquiera, tiene su aquél, y no ha podido sentar bien al PSOE. La prueba es que, nada más conocerla, la Junta de Andalucía anunció su intención de recurrirla. Pero la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, ante el que había pedido amparo una familia que se negaba a admitir la asignatura Educación para la Ciudadanía es muy distinta a las que se han conocido hasta ahora.

El TSJA no entra en si es obligado o no aceptar una asignatura impuesta en un plan de estudios, como hizo recientemente el tribunal de Asturias, sino que se centra en esa asignatura concreta y analiza su contenido. Una vez analizado, advierte en ella una evidente carga ideológica y, por tanto, respalda el derecho de la familia a la objeción de conciencia. La asignatura, dice el tribunal "incluye una dimensión que faculta a los ciudadanos para actuar con arreglo a sus propias convicciones y mantenerlos frente a terceros".

Como recuerda el Gobierno de Zapatero cada vez que se pone en cuestión la obligatoriedad de la Educación para la Ciudadanía, la mayoría de los países occidentales la incluyen en sus planes de estudio, pero no es ese el problema, sino el contenido de los textos elegidos por las autoridades ministeriales.

Algunos de ellos son impecables, insisten en la necesidad de crecer en valores, fomentan el respeto a los demás incluidos los que no pertenecen a la misma raza o tienen otras costumbres, tradiciones, cultura o religión, y desde todos los puntos de vista enriquecen a los niños y jóvenes en edad escolar. Pero otros tienen una carga ideológica evidente y además son de una tendenciosidad que capta a la primera cualquier persona que se tome la molestia de leerlos. Es lógico que muchos padres de familia hayan expresado sus reticencias a que sus hijos sean educados según unos principios que no comparten. Principios que recogen libros de texto elegidos por los responsables de los colegios.

Lo que ha determinado el TSJA es que efectivamente hay ideario en al menos algunos de los libros revisados, que era lo que denunciaban los padres. Padres que en su mayor parte no sólo aceptan sino que desean que sus hijos sean educados en valores que todo el mundo comparte, pero no quieren de ninguna manera que se les inculquen conceptos cargados de ideología.

La educación en España es una de las grandes cuestiones pendientes. Las cifras de fracaso y abandono escolar son un escándalo. En lugar de trabajar por una mejor educación, más completa, más moderna, menos regionalista y más universal, Zapatero se ha empeñado en imponer una asignatura que provoca fuertes reticencias, y no sólo en sectores conservadores.

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