ELLOS sabrán lo que hacen. Y nosotros, mientras tanto, comiéndonos el coco con la que está cayendo alrededor de nuestras vidas. ¿Qué tiene el fútbol que nos anestesia? ¿O tenemos que agradecerle que nos haga evadirnos y huir dos horas de tantas malas noticias? Ellos sabrán lo que hacen, decía al principio. Sabrán porqué han vendido a Özil siendo uno de los niños mimados de la afición merengue. Sabrán cuál es la razón por la que todo el barcelonismo, menos los técnicos del club, demanda hace años un central alto y contundente. ¿Están equivocados todos los demás? Sólo ellos lo sabrán. Nosotros, a ver, oír... y criticar.

Qué sabremos nosotros, humildes y torpes aficionados de butacón. ¿Por qué el debate de Casillas en el Madrid amenaza con extenderse a la selección? ¿Por qué Kaká ha tardado tanto en darse cuenta de que en el Madrid estaba más acabado que la Falange en Marinaleda? Muchos porqués, como Mourinho, que todavía se pregunta cómo se quedó con un jugador menos contra el Bayern. Él sabrá. Nosotros, el mundo entero, vimos una entrada de tarjeta. Pero no somos más que hinchas de sofá nido. Él lo sabe, para eso es Dios, el que antes enseñaba el camino (con su dedo) a un madridismo que ahora niega haberle seguido ciegamente. Qué sabe nadie, y menos nosotros, tristes y borregos abonados al Plus (y al Lidl, que es más barato), que hacemos 'amatomas' a los sofás de 'escai'. Cómo es posible que se pierda tanto dinero en comisiones de fichajes, con padres de futbolistas que se colocan en posición egipcia para que le unten la mano como si fuera una rebanada de pan de pueblo. ¿Qué teme Rosell de sus negocios en Brasil?, ¿por qué ataca Cruyff al Barcelona?, ¿por qué se cae tanto al suelo Neymar?, ¿será de la anemia y/o endeblez?

Ay, qué sabe nadie. Nosotros, al tresillo. A hipnotizarnos. ¿Evasión o victoria? Evasión. Manque pierdan los nuestros.