Desde preferencia

José Joaquín León

Un rival menos en el camino

LO mejor del Cádiz-Castellón fue el resultado. Esta es una perogrullada que siempre se escribe cuando el equipo gana jugando mal, como fue el caso. Pero el resultado no sólo fue lo mejor porque ganar era imprescindible para mantener las esperanzas, sino porque deja prácticamente fuera de la carrera por la permanencia al Castellón, que debería ganar 9 de los 11 partidos que restan para tener los 51 puntos que en teoría son necesarios para salvarse. Y, viéndolo ayer, se puede dar por misión imposible. Por consiguiente, una alegría: ya sólo hay que buscar a tres más malos.

No será nada fácil encontrarlos. Siguiendo con las cuentas de la lechera, después de ganar por 1-0 y con muchísimos apuros al Castellón, el Cádiz necesita 18 puntos en esos 11 partidos que restan. Son cuentas de mucho optimismo y claros aires milagrosos. La afición no ha tirado la toalla, no se lo quiere creer, pero tampoco está muy optimista que digamos. Basta ver su reacción de conformismo al final del partido de ayer. Y ese es el mayor de los problemas: es muy difícil conseguir un milagro cuando no hay creencia en que sucederá. Ayer sólo animaron desde el Fondo Sur, y a ratos.

Quizá muchos aficionados parten de un grave error: quieren que el Cádiz gane, pero que además juegue aceptablemente bien. Eso sería lo normal en condiciones normales. Pero no estamos en condiciones normales, sino anormales. El Cádiz no puede jugar bien. A eso hay que renunciar de antemano. A eso ya ha renunciado Víctor Espárrago sin ningún disimulo. Sigo pensando que el uruguayo es el mejor entrenador que ha tenido el Cádiz, pero que no conocía a esta plantilla, no sabía de lo que eran capaces e incapaces algunos de los futbolistas que tiene ahora a sus órdenes. La prueba de que no la conocía es que aceptó el cargo.

Ahora ya la va conociendo, demasiado tarde quizá. Ya sabe, por ejemplo, lo que le pueden hacer algunos futbolistas que no van ni convocados. Ya sabe que su única opción es apostar por la veteranía, por una defensa más curtida y experta, que además tenga el apoyo de dos medios defensivos como Erice y Fleurquin. Sabe que, si no hace eso, encajará tres o cuatro goles sin remisión; y aún así, si no ha entrado ninguno en los dos últimos partidos, es sólo porque han tenido más suerte.

Ayer había que ganar y se ganó, aunque de muy mala manera. Fue un partido infumable, en el que el Cádiz desperdició trs contragolpes clarísimos para apuntillar. El gol lo marcó De la Cuesta, jugador al que el anterior técnico defenestró en Segunda B para poner a Mansilla, igual que se cargó a Bezares para poner a Ormazábal. De la Cuesta, incluso cojo, es mejor que los restantes centrales del Cádiz;, por eso en tres partidos ya es indiscutible. Igual que Fleurquin, que no da un pase bien, pero al menos tiene experiencia, y es un fenómeno al lado de Erice, que tampoco da un pase en condiciones y además está en baja forma. Aunque viendo ayer trotar a Ogbeche, que está todavía peor que Tristán, y es lamentable, parece que el nivel de algunos está por los suelos. Otro ejemplo: Toedtli también es indiscutible.

Con lo que hay es difícil salvarse, muy difícil, pero ese gran milagro está a sólo dos puntos.

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