La representación

Si casi todos están en barajar de nuevo, pues se baraja de nuevo, digo yo. Paciencia y barajar es un buen lema

Ayer mismo alguien del Comité máximo del PSOE no sabía si habría elecciones en noviembre o Pedro Sánchez tenía una carta guardada para constituir el gobierno con Pablo Iglesias y los indepes, separatas y aprovechateguis. O lo sabía pero dijo que no lo sabía. No le han salido bien algunas maniobras al presidente en funciones, como meterle el miedo en el cuerpo a las tres derechas (o a dos de ellas) para forzarles la abstención. El miedo/pánico de sentar en el Consejo de Ministros a Pablo Iglesias con tres ministerios y una vicepresidencia no ha sido suficiente. Porque puede que supieran que el primero que se moría de miedo era el propio Sánchez. Ante la perspectiva que poco a poco nos van dibujando, últimamente Simancas con su "ustedes no son de fiar" a Podemos en el Congreso de los Diputados, y el cursi discurso de la cursi portavoz del Gobierno, hablando de escenarios pasados y horizontes lejanos, con su lenguaje atildado, ya decía, de señorita de Sicur. Pero bueno, ¿se trató siempre de una representación para justificar, de algún modo, la nueva convocatoria electoral? Es que si casi todos están en barajar de nuevo, pues se baraja de nuevo, digo yo. Paciencia y barajar es un buen lema. Para lo de Cataluña, lo de los vascos y lo de todos, que ya se está en la competencia interior, era inevitable.

El mundo como voluntad y representación, una vez más. El lenguaje franco, directo y claro ha pasado a mejor vida. Se dice lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar, naturalmente. Con lo de agradecer que sería -hubiera sido- no marear la perdiz y haberle dicho al Rey que lo que quería no podía y lo que no quería sólo iba a servirle para alargar un poco más la inexistencia de un gobierno de verdad en España. Entonces siempre queda la incógnita de las verdaderas intenciones del presidente en funciones. Y el silencio actual de todos los barones y baronas del PSOE, que no dicen nada de nada, de nada. Y así ha pasado el verano hacia una negociación de susto o muerte, esto es, la representación de un escenario condimentado con encuestas ad hoc y la convicción de que algunos partidos bajarían mientras el bipartidismo se recuperaba otra vez. ¿Política ficción? Eso es Pedro Sánchez, sobre todo. Que no sabemos si quiere, no quiere o pasaba por allí. España va sola y no se cae si no la empujan lo suficiente, lleva siglos aguantando, que diría Bismarck. Sin otras consecuencias que lo de ahora y lo de Zapatero. Y toda la mierda de corrupción.

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