josé Blas Fernández

La reducción del déficit, esencial para recuperar empleo

Hasta dentro de dos años no habrá una disminución importante del paro

EL empleo en España ha disminuido en el primer semestre del 2013, lo cual supone que el nivel de empleo es ligeramente inferior al del primer semestre del 2003, lo que conlleva que estamos prácticamente igual que hace una década y, sin embargo, el desempleo está en un récord histórico. En el cuarto trimestre de 2012, la tasa de desempleo llegó al 26%, es decir, 3,1 punto porcentuales por encima del valor de un año antes, lo que nos pone con Grecia y Portugal ligeramente por encima de los 6 millones de parados. Esta lacra del desempleo afecta, en especial, a los trabajadores más vulnerables como son los jóvenes y los inmigrantes, pues la tasa de desempleo juvenil (16 a 24 años) ascendió hasta situarse en el 57,2% en el primer trimestre de 2013 y la correspondiente a trabajadores extranjeros llegó al 39,1%, lo que da un resultado que significa que el 46,8% de los desempleados han permanecido sin empleo durante un periodo superior al año, siendo España en términos de calidad del empleo la que tuvo un 22,1% de trabajadores con contrato temporal en el primer trimestre del 2013, es decir, uno de los valores más elevados de Europa.

Con estos mimbres España ha adoptado medidas de consolidación fiscal cada vez más exigentes, sobre todo durante el último año, centrándose en la reducción del gasto público con la consiguiente disminución del empleo público, disminuyendo éste en un 8,3%, mientras que el empleo privado lo hizo en un 4,8%, siendo significativo dentro de estas medidas los importantes recortes en los salarios, tanto en lo público como en lo privado, lo cual dio como resultado que la tasa de crecimiento económico en el 2012 llegara al -1,4% y la formación bruta de capital decreció un -8,7%, todo ello, de conformidad con los datos facilitados por el Banco de España, lo que ha impulsado al Gobierno ha realizar, para eliminar la deuda pública, un proceso de reformas del sistema financiero.

Hasta aquí, todos conocemos la situación que el Gobierno actual encontró tras su toma de posesión, inclusive con porcentajes de déficit más altos que lo que informó el Ministerio de Hacienda de aquella época, buscándose desde entonces medidas para reducir el mismo y, que al parecer, están dando un resultado propicio, por lo que hay que apuntar que tras el Informe sobre el Trabajo en el Mundo que ha realizado el Instituto Internacional de Estudios Laborales, tenemos que centrarnos en los siguientes puntos:

A) Fomentar la estabilidad fiscal al mismo tiempo que se promueve la creación de empleo: lograr unas cuentas públicas saneadas que tengan importancia. No obstante, la economía española necesita un diseño más amplio de su política económica, poniendo el empleo al mismo nivel de relevancia que el resto de objetivos macroeconómicos.

B) Apoyar la inversión productiva mediante la reanudación del crédito a la economía real, en especial, a las pymes, pues no habrá recuperación económica a menos que se reanude el crédito a las pequeñas empresas, siendo recomendable incentivar la inversión y, por tanto, apoyando a este cuerpo empresarial de las pymes y micropymes tendremos un resultado crucial para la creación de empleo. La experiencia internacional proporciona buenas prácticas relevantes para ese objetivo, como disponer de un sistema de garantías de créditos, aumentar los mediadores para la petición de créditos que no han sido atendidos por los bancos y que éstos tengan una liquidez fluida para poder financiar las operaciones de las pequeñas y medianas empresas, por lo que las pymes aquí son vitales para un resurgir de la economía.

C) España ya ha modificado su legislación sobre protección del empleo y negociación colectiva, por lo que hay que incrementar y, de manera bien dirigida, la flexibilidad salarial, pero sin deprimir la demanda del empleo, pues sin darnos cuenta un ajuste fiscal excesivo puede incrementar la pobreza. Estamos ante la necesidad de un nuevo diálogo social renovado para prevenir todo tipo de riesgos e incrementar las políticas activas con eficacia y con sensatez.

Esto es lo que nos recomiendan desde el exterior, pues la tasa de desempleo no puede, bajo ningún concepto, aumentar como lo ha hecho en los años precedentes. Se han marcado los parámetros con una reforma laboral que ha saneado el mercado y ha eliminado lo que se encontraba en mal estado, pues de no hacerse y no llevarse a cabo la actual reforma, nos encontraríamos en un durísimo trance, donde el paro hubiese subido prácticamente en dos años a una cota del 31%. Ahora también toca la reforma de las pensiones, una necesidad que hace que no solamente la jubilación se pueda alargar a los 67 años, sino que se puedan mantener las prestaciones económicas con cargo al Fondo de Pensiones, pues se atisba que en 2050 contaríamos con 15 millones de pensionistas, algo tan improductivo y tan dañino que de no corregirse antes de llegar al 2019 las pensiones se convertirían en algo testimonial y estarían peor pagadas que las hoy no contributivas.

Por todo, mantenemos la esperanza de que hasta dentro de dos años no veremos con una disminución importante y llamativa las cifras del paro, pero si ya se han corregido parámetros públicos y el déficit, todo pasa por que las pymes sean receptivas al cambio, es decir, a crear un mínimo cada una de ellas de empleo y, por supuesto, esto alzará de nuevo el consumo y el horizonte de la ocupación efectiva de jóvenes y mujeres, que son hoy los más vulnerables en nuestro mercado de trabajo.

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