Opinión

Juan Antonio Fierro Cubiella

Una realidad y un mito del flamenco (y II): Paquirri Guanter

Uno de los más llamativos personajes del flamenco, que estuvo avecinado en Cádiz en la primera mitad del siglo XIX, fue Paquirri Guanter. Las noticias sobre el mismo son muy limitadas e incluso legendarias, tanto que lo han llevado al ámbito del mito, aunque su existencia fuera real. Situación que hace que sobre él sobrevuelen las más diversas teorías e hipótesis sobre su origen y trayectoria artística. Para Quiñones, basándose en el apellido, era de oficio 'guantero', vivió en la calle Cristóbal Colón y murió envenedado. Para otros era de origen francés, catalán valenciano, etc. Más recientemente, algunas noticias de prensa fechadas en septiembre de 1846, enero y septiembre de 1947, nos descubren a un cantante y guitarrista de diez u once años que ya formaba parte de la programación y actuaba como estrella de algunos de aquellos teatros gaditanos de la épocac (Balón y Principal).

Niño prodigio que de poderse identificar con aquel artista tendríamos un personaje excepcional, al que se le suelen adjudicar cuatro estilos de soleares, cuando se cree que fallece a los 19 años. Ya con este enmarque cronológico nos propusimos ampliar información sobre el personaje a través de los principales y más diversos archivos y bibliotecas de nuestra ciudad. Y aunque realmente se constató la existencia de un individuo avecinado en Cádiz con el nombre de Francisco Guanter Espinal, de profesión barbero o de la mar, nos faltaba -a nuestro parecer- la conexión determinante necesaria que lo vinculara con el artista apuntado, junto con otros datos falta de encaje pero base de cualquier justificación. Todo ello, acompañado de los más diversos archivos y bibliotecas locales. Como antecedentes, hemos de apuntar que sobre dicho artista flamenco y el problema de su identificación ya se habían hecho públicos algunos trabajos, realizados pro Fernando Quiñones y más recientemente, y entre otros, por Gamboa, Faustino Núñez en su Afilador de noticias, o bien de manera más extensa por Antonio Barberán con Paquirri: el Guante: nuevos datos documentados.

Pero volviendo a nuestro artista mítico, lo más difícil que nos resulta justificar es su perfil personal. Es decir, ¿puede un niño de diez años ser un genio de tal calibre que forme parte de un espectáculo, sin una preparación o estudios previos; con el simple bagaje de un autodidacta? La realidad es que personalmente lo consideramos difícil, aunque no imposible. Pero una segunda cuestión nos puede definir esta primera: ¿puede una familia de clase humilde prescindir de este recurso económico y no explotarlo de lo que pudo llegar a ser 'un Mozart del flamenco', para dedicarlo al oficio de la mar o de barbero? Estimamos que no. El artista que valoramos no debía cantar o tocar la guitarra para comer, de ahí las limitadas noticias de actuaciones que las haría por otros motivos, debiendo por tanto pertenecer a otra clase social y pudiendo justificarse entonces aquellos estudios previos necesarios que potenciaran sus actitudes innatas. Por todo ello, y aunque estimamos esta opción como la más probable y a la que nos adscribimos, no denemos olvidar ni desechar todavía otras líneas de investigación que hemos iniciado, participando con ello con la idea expresada por Javier Osuna en estas mismas páginas el pasado 4 de julio: "En el arte flamenco, como en cualquier otra disciplina, hay que ser muy cauteloso. Las verdades absolutas escasean y no abundan las certezas".

Entre aquellas opciones, la que nosotros hemos trabajado toma base la valoración del apellido 'Guanter' como una transcripción al oyente castellano de los sonidos fonéticos en otro idioma, caso de iguales características al proceso al que como vimos en la primera parte del artículo ocurría con 'Alex Mendoza Archi'. En esta ocasión, en un primer momento podríamos suponer como original de dichos socinidos 'Wanter' (guanter) o bien 'Wanted' (guanted): que correspondería a 'buscardor o buscado' si quisiéramos hacer una traducción. Precisamente, los registros de defunciones incluían una persona de dicho apellido, 'Francisco Wanter', fallecido a mediados del siglo XIX. Pero su partida de defunción nos descubría una nueva deformación de aquel apellido y que realmente se trataba de Francisco Van Herch, de origen holandés y consul de los Países Bajos en nuestra ciudad, además de comerciante y consignatario de buques. ¿Puede ser este aquel artista que se anunciaba en los diarios de la época? Sobre dicho particular y aunque se ajusta al perfil que se ha expuesto, la verdad y siendo honestos nos encontramos con el mismo problema que en el primer supuesto: es decir, la conexión determinante y necesaria para confirmarlo. Continuando sin respuesta nuestra duda, ¿estamos también ante un caso como el Alex Mendoza, Archi, donde un artista del flamenco tiene padre extranjero y madre española? Nada se puede confirmar o excluir sobre esta hipótesis de momento, no debemos olvidar que estamos ante uno de los mitos del arte flamenco.

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