Todo es muy raro

La polarización ideológica no es unidireccional, sino que funciona en ambas direcciones

La página web del Servicio de Empleo Público Estatal (SEPE) lleva diez días inhabilitada por culpa de un ataque informático, o eso creemos porque nadie se ha tomado la molestia de explicar lo que está sucediendo. El SEPE tramita, entre otras muchas cosas, las prestaciones y ayudas por desempleo, además de las ofertas de empleo público. Y en medio de esta pandemia, hay como mínimo cinco millones de personas -siendo optimistas- que dependen para su subsistencia del buen funcionamiento de ese organismo. Pues bien, diez días después de que se haya producido ese ataque informático -o lo que sea, porque nadie sabe con seguridad lo que ha ocurrido-, ningún representante público ha salido a dar explicaciones ni a tranquilizar a esos cinco millones de personas que dependen de las ayudas del SEPE. Nadie, repito. Vivimos en el país donde más veces se usa la palabra "transparencia" en las intervenciones públicas, y donde más veces se nos dice que todo se hará de acuerdo con criterios de estricta equidad y transparencia (y sostenibilidad y perspectiva de género, por supuesto). Sí, muy bien, pero si se cae la web de un organismo público imprescindible para tramitar las prestaciones por desempleo, de repente la supuesta transparencia oficial se convierte en lúgubre opacidad, como si hubiéramos entrado en el tiempo litúrgico de las tenebrae.

Es todo muy extraño. Hay gente que se indigna -y con razón- por el trato vergonzoso con que los dirigentes de Vox dispensan a la prensa. Pero esa misma gente, en cambio, guarda un persistente silencio cuando se trata de hablar de la caída de la web del SEPE o de la forma totalmente opaca con que se están tramitando los 140.000 millones de ayudas de la Unión Europea. Está muy bien criticar a Vox, y más aún si tenemos en cuenta el clima intolerable de polarización que está introduciendo en nuestra vida pública. Lo que pasa es que la polarización no es unidireccional, sino que funciona en ambas direcciones porque la extrema izquierda también lleva años caldeando el ambiente de forma bochornosa (y más aún con su inexplicable apoyo al independentismo). Sin embargo, cuando sería hora de criticar la polarización que se ejerce desde la izquierda, nuestras almas virtuosas y nuestros unicornios del arcoíris guardan un extraño silencio. Es todo muy raro, sí, muy raro.

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