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Rafael / Sánchez Saus

Todos quieren más

Y A lo ven. Bastó que el Rey hablara la noche de Navidad para que todos, Gobierno y Autonomías, se pusieran al tajo. ¿Que todos tenemos que tirar del carro? A la orden. Y uno quiere llevarse una rueda, otro la vara, el tercero el eje y más si le dejaran. El espectáculo de los reyezuelos de taifas mirándose de soslayo, urgiendo al cocinero, atacando el perol, pregonando déficits y miserias en busca de la tajada más grande sólo lo superan los presuntos guardianes de la despensa común cuando disponen a manos llenas del presente y del futuro de los españoles, prometen lo que no tienen y alientan la rebatiña.

Pero lo peor quizá sea tener que sufrir la palabrería y el cinismo con la que pretenden vestir el muñeco de la desamortización del Estado en beneficio de los nuevos privilegiados, la casta política que se lo lleva caliente en cada uno de los rincones de este desgraciado país.

Es increíble que cuando toda España se encuentra paralizada por la percepción unánime de una gran crisis que no distingue regiones y que habla con igual fuerza todas las lenguas y acentos, el gran asunto político del momento pueda ser el de la financiación autonómica, lo que sólo se explica porque ese es el maná que hace posible el sostenimiento de todo el sistema, del caciquismo sin máscara en que ha degenerado la democracia.

La crisis está provocando seis mil parados diarios, ese es nuestro presente, pero el futuro está marcado por el hecho de que la deuda externa crece a razón de 12.000 millones de euros al mes, 144.000 en el último año, y se sitúa ya en la fabulosa y mareante de 1'68 billones de euros, un 160% del PIB, y creciendo vertiginosamente.

Estamos ante el mayor endeudamiento de toda la historia, producto de la pésima política económica del Gobierno antes y después de la crisis que no supo prever, no quiso afrontar y no sabe paliar sino repartiendo dinero sin control ni garantías y urdiendo mentiras para tapar otras mentiras. Y ante esa situación, el nefasto Solbes, ese fracasado impasible, lo que plantea es otro mangazo al Estado común en beneficio del pozo sin fondo de las Autonomías, más insolidarias cuanto más ricas. Así, les propone una participación del 50% en el IRPF, en favor de las que ya poseen más recursos, y hace pedazos la ya sólo relativa igualdad de los españoles ante el fisco al conceder a las comunidades amplia capacidad normativa sobre aspectos básicos del mismo.

No es ocioso recordar que todo este desbarajuste autonómico es consecuencia directa del nuevo Estatuto de Cataluña, impulsado por el PSC y por Zapatero, pero el oportunismo de los cabecillas regionales del PP ha hecho imposible la menor resistencia, aunque ahora Arenas disienta. Todos quieren más y, en consecuencia, los ciudadanos deberemos y pagaremos más. Y encima, de creerles, habría que estar agradecidos.

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