DEJANDO a un lado el "cinturón" de Barcelona, el estudio sobre densidad de población del INE coloca a Cádiz en los primeros puestos, con una cifra de más de 9.000 habitantes por km. Toda una proeza, teniendo en cuenta la hemorragia demográfica continuada. La hiperpoblación se suma a otras encantadoras peculiaridades -carácter insular, endogamia, vientos ionizados- que hacen de Trimilenaria una bombonera de frenopático. ¿Qué quieren? Nuestra inigualable idiosincrasia tenía que salir de alguna parte. Tantos apretujados en tan poco explica también porqué Trimilenaria cuenta con males de gran ciudad: la vivienda se paga a escala de megalópolis o de insularidad y el aparcamiento libre es una entelequia. Y todo ello, adobado con inercias propias de pueblo chico e infierno grande como, por ejemplo, el anémico transporte público. Lo mejor de dos mundos, siempre. Si es que hay que quererla.

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