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"BEBER vino es una actitud, una forma de entender la vida. Beber vino, como algunos lo entendemos, significa compartir". Así lo entiende Federico Ferrer, a quien hoy dedico mi columna por admiración, méritos y por qué no decirlo, cariño. Quien lo conozca reconocerá en ese texto que te introduce a su firma Cuatrogatos Wine Club, mucho de su forma de ser, de ver y de entender la vida.

Hace ahora dos años que Fede decidió reinventarse y hacer de su pasión, su profesión, el vino, y a base de estudio, renuncias y muchas horas en bambalinas, hoy empieza a recoger la siembra de lo que estoy segura será un futuro de grandes cosechas. Buscaba el cambió y lo encontró, respondió a él y explotó sus oportunidades con la verdad como herramienta, y así, sin pausa pero sin prisa, se ha ganado a pulso y sin estridencias un nombre entre los que hacen, los que compran, los que venden y los que bebemos vino.

Meses atrás decidió aliarse con otro grande y dar un paso más en ese afán suyo de contar historias y compartir, y así nació Cuatrogatos Wine Fest, un evento creado para darle una vuelta al estricto ritual que suele acompañar a una copa de vino que se celebraba hace unos días en la sala Milwaukee, un lugar de encuentro con mucha alma que alienta desde hace veinte años un equipo liderado por Carlos Anelo.

El lío era reunir más de cien vinos y hacer una cata a lo grande a un precio a la baja para acercarlo a la gente directamente de la mano de sus elaboradores, los protagonistas de cada historia. Llegados desde casi todas partes de España, a algunos les adelantaban sus vinos, a otros ni siquiera conocía y a todos dio arte para enseñar orgulloso y generoso todos los templos que dio tiempo, los que lucen sus vinos y los que no, viñas, bodegas, tabernas y otros tantos locales de nuestra ciudad y provincia en un famtrip soñado.

Calidad, personalidad y diferencia, esas son sus señas de identidad, como la de esos vinos ricos que cuentan historias de tierras y viñas, de gente enamorada del paisaje que habitan y de la uva que crían, de pasión por lo auténtico, de buenos ratos y de sonrisas. Y como el tronco de la vid del que brotan los sarmientos, pocas hay tan sanas como la de alguien que hace lo que cree por encima de todo. Vaya hoy mi brindis por ti, Fede.

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