Las mesas vacías en una terraza de la Sierra. En Grazalema. En cualquier otro año, con el tiempo magnífico que lució este sábado, habrían estado llenas. Incluso con colas de familias esperando a encontrar sitio. Pero la pandemia ha cambio nuestras vidas. Y la segunda ola que sufrimos, con especial dureza en las últimas semanas, se ha llevado por delante pilares de nuestra economía más cercana. El cierre perimetral de la Sierra, por su elevada tasa de contagios, se ha cargado el poder turístico del puente de Todos los Santos. Era una de las últimas esperanzas del sector, tras un año tan trágico como el 2020. Ya sólo queda el 6 de diciembre y las fiestas de Navidad.
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