El soberao

Modesto / Barragán

El puente de la libertad

No se inquieten los apegados a la polémica local. Con el título de hoy no se propone un nuevo nombre para el puente. Hablo del largo fin de semana, de un puente que, en ningún otro lugar como nuestra tierra, se está disfrutando y con el que estamos haciendo las delicias de centenares de miles de visitantes. Las motos, sinónimo de libertad para tantos miles de aficionados, y el festival por la libertad de expresión se han dado la mano bajo un mismo puente tan largo como el que nos acercará en unos años a la vieja península, aún más que lo estaban haciendo ya las autovías. Por caprichos del calendario, y porque a alguien no le habrá parecido mala idea, Cádiz y Jerez se dan la mano de la manera más contundente y hasta tienden un puente a la feria de Sevilla y al madrileño 2 de mayo.

Que la libertad, una vez conquistada, es motivo de fiesta es algo bien sabido y quizá por eso esta tierra, que pasa por ser la que más peleó en ese campo, tiene esa bien ganada fama de festiva donde las haya. No esta nada mal. Si Cádiz es marca consolidada y claramente identificada con la alegría y las libertades vale de verdad un Potosí, que como todo el mundo sabe es una ciudad de la hermana Bolivia. En medio de las duras estadísticas de la crisis y de llamadas a la imaginación qué mejor que lucir de esta forma nuestras excelencias.

Vaya desde este Soberao, siempre vertebrador, el reconocimiento a la ciudad que, junto a su entorno, se vuelve del revés para lucirse como centro mundial del deporte y a todos los que han hecho posible -especialmente a la Asociación de la Prensa- un brillante comienzo para lo que debería ser sólo un primer paso en una larga lista de festivales internacionales por la libertad de expresión. Siempre que haya puente de por medio todo será, no sólo posible, sino que estará más cerca del éxito. Bueno es, por tanto, que aunque fuera sólo en este puente, aparquemos las fiebres mejicanas y hasta los libérrimos millones de San Fernando, ofreciendo al exterior esta otra cara que también es nuestra, la de la fiesta y de la eterna reivindicación de una libertad más nuestra que de nadie.

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