Después de consultar mucho y rascar la bola, y tener un cortocircuito cuando se le preguntó por el descenso del Cádiz, la pitonisa y el brujo me han aportado nuevos detalles que ahuyentarán definitivamente el pesimismo. Para el Tricentenario, allá por 2112, no sólo llegará a Cádiz el AVE de una puñetera vez, sino que además nuestros tataranietos y algún bisnieto talludito y bisnietas bien conservadas podrán pasar por el nuevo puente de La Pepa, y no sólo en sus coches, sino en los trenes de la Bahía, que no se estropearán ni acumularán retrasos. Pero además podrán ir en tranvía a San Fernando, no un ratito a pie y otro andando, como en los tiempos de nuestros abuelos, que ya lo había, sino con un tranvía de categoría, como el que tienen ahora en Vélez Málaga, que está en la provincia de la ministra Magdalena. Por si fuera poco, al castillo de San Sebastián no lo conocerá ni la madre que lo parió, con un Faro nuevo, que no es una concesión para que Gonzalo Córdoba ponga allí un catering y se líe otra bronca como con Pablo Grosso en Santa María del Mar, sino que ese Faro será el de las Libertades, y se le encargará al nieto de Norman Foster, que iba a venir a Cádiz y nunca más se supo. Y además habrá un centro constitucional en el Oratorio de San Felipe Neri, que será compatible con una misa los domingos y con clases a los siete niños que quedarán en el colegio de al lado. Para que todos estén contentos.

Otros grandes proyectos quizá no lleguen a tiempo para esa mítica fecha del Tricentenario, como la nueva plaza de Sevilla, la ampliación del puerto con derribo de la Verja incluida, el gran hotel de Puerto América y la reconstrucción del Atlántico, que estudia Paradores. Pero es comprensible, porque son proyectos que se ultiman desde hace siglos y hay que madurarlos. A cambio, el Ayuntamiento impulsará el Museo del Carnaval, el Nuevo Estadio Carranza y el Nuevo Pabellón Portillo, que estarán casi a punto para el Tricentenario.

Y para el Bicentenario de 2012, ¿qué dice la bolita de los adivinos? También debemos ser optimistas, joé. Para el 2012 tendremos con seguridad el Pabellón del Casco Antiguo, que lleva una década de retraso, y el Parque de los Astilleros, que sólo acumula cuatro años. Por algo se empieza.