EL PALILLERO

José Joaquín León

El programa del Doce

YA estamos en el 2012. Hay que recordarlo, porque algunos creían que nunca íbamos a llegar. Otra cosa es si saldremos vivos, según las profecías mayas. Viendo la programación del Doce, publicada en el Diario, se entiende bien lo que hay, que es lo que puede haber, no más. En ningún caso es lo que pudo ser y no fue, porque para serlo hacía falta más dinero, más ideas y más colaboración. En todo caso, es lo que hay, y conviene aprovecharlo. Para Cádiz, debe ser un año mejor que el 2011, aunque la señora Merkel diga que 2012 será peor. Esta señora, como más de media Europa, dudo que sepa lo que se celebra en Cádiz este año de gracia, pues se ha promocionado más por Iberoamérica.

Viendo el programa del Doce, se entiende bien lo que ha ocurrido. Significa esto que, si no puede ser mejor, la culpa no es de Teófila Martínez, ni siquiera de Menacho o Emilio Aragón. La culpa es de más arriba, de Zapatero para empezar. Y no porque Zapatero sea el responsable de todas las catástrofes planetarias, sino porque no se tomó el más puñetero interés por el Bicentenario de la Constitución de 1812. Pensaría que era algo de Cádiz, en lo que estaban interesados los gaditanos, esa gente tan rara a la que le envió a Rubalcaba para despistar; que sería un capricho de su alcaldesa, militante de los otros. No entendió que era una cosa de España y la Humanidad.

En realidad, este hombre no entendió casi nada, por eso ha acabado así y ha dejado a los suyos de tal manera. El Bicentenario de la Constitución de 1812 debió ser un asunto de Estado. Cádiz fue el lugar donde ocurrió, y no por casualidad. Pero no estamos festejando la norma constitucional del cantón de Cádiz, sino el primer intento de llevar un sistema democrático a un país con fama de atrasado. Para una vez que la historia cambia, con la utopía de tener una España y una Hispanoamérica diferente, aquí se enfoca en plan casero. Y ahora viene Soraya, y se le pide un milagro en dos meses, en plena temporada de recortes.

El programa que ha salido es manifiestamente mejorable si lo comparamos con lo que se hizo en la España (felipista) del 92. La diferencia se debe, principalmente, al dinero. Es que hay cosas que no salen gratis, y a lo máximo que llegamos es a que venga Ainhoa Arteta con la Carmen de Jerez y a Barenboim con una orquesta que toca todos los veranos en Sevilla, sin que se conmemore nada. Si alguien piensa que el Bicentenario es del Estado, porque lo inaugura el Rey o porque se organiza una Cumbre de Jefes de Estado Iberoamericanos, que se acuerde de Arturo Pérez-Reverte y lo que pasó con lo suyo.

A pesar de todo, será un año especial para Cádiz, y hay que disfrutarlo y aprovecharlo. Otros años no pasaba ni esto.

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