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La cornucopia

Gonzalo Figueroa

De pretensiones y perversiones

HACE un par de días, este querido Diario de Cádiz publicó un artículo impactante que firma el editor y crítico literario Ignacio F. Garmendia. Bajo el exquisito título de Elogio de la Belleza, el columnista envuelve y adorna con inteligente ironía la miserable realidad humana que muestran algunos personajes del mundo de la moda. Parte con una cita atribuida al modisto Karl Lagerfeld, que Garmendia con acierto considera "reveladora": "Fotografiar a los pobres no es mi trabajo, prefiero la belleza". Y luego desgrana una serie de descalificaciones muy justificadas por la evidente superficialidad ofensiva de la trascrita declaración. Porque, como bien afirma el mencionado crítico "…el hombre no ha entendido todavía que la belleza, con mayúsculas, no tiene demasiado que ver con los hermosos cuerpos de los chicos que pasan sus modelos o de las actrices que él mismo ha retratado para la última edición del calendario Pirelli. Tal vez sólo pretendiera ser epatante, como otros presuntos rebeldes que disfrutan escandalizando a la parroquia". Y cierra el comentario con una dura mordacidad: "En todo caso, la frase le hace subir varios puestos en el registro de la estupidez donde compiten los más vanos exponentes de la nadería contemporánea".

Pero Garmendia no termina ahí, ya que se detiene a analizar a John Galliano, el joven diseñador de modas que, como se ha reseñado por la prensa mundial, ha sido violentamente despedido por la firma Dior en razón de unas manifestaciones que el presidente de la empresa en cuestión tachó de "intolerables", las cuales provocaron su expulsión inmediata de la entidad. Todo fue porque el diseñador referido, como relata Garmendia, se permitió "el lujo de increpar públicamente a una mujer porque le parecía fea", ello acompañado de vulgares manifestaciones antisemitas. Y el articulista continúa su análisis después de calificar de "inhumanidad" que se "alienta tras las palabras de estos señores… o de otros deslenguados que mientras revolotean como pavos reales… alrededor de las grandes fortunas, observan con infinito desdén y una mueca de fastidio todo lo que se salga de su mundo desquiciado".

Pero esta "inhumanidad" no es sólo patrimonio de brillantes modistos. En España, Internet y sus Blogs registran a diario injurias y groseras ofensas de participantes ocultos tras cobardes anonimatos. La reciente y repentina enfermedad del ministro Rubalcaba es calificada por innumerables desconocidos con variados insultos empapados de procacidad, odio y perversión. Tanta maldad retrata una aterradora y repugnante decadencia.

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