De un tiempo a esta parte se oye un clamor desde el corazón (incluso desde los aledaños y los arrabales) del COAC, de llevar a cabo una preselección de la preselección de las agrupaciones participantes en un lugar distinto al Gran Teatro Falla, con el mantra de que no todo el mundo tiene calidad suficiente para pisar sus tablas. En definitiva, Que hay que hasé argo. Todos, o mejor dicho, casi todos, creen que esta medida es necesaria, pero nadie conoce con exactitud cuál sería la fórmula que se debería aplicar. Particularmente, creo que hay agrupaciones (siempre las ha habido) que son infumables, ya sea por el repertorio, la afinación o el tipo, o todas estas características a la vez, peeerooo……Es complicado, por no decir imposible. Porque hay que señalar que se trata de un concurso amateur donde cualquiera puede participar con el único requisito de cumplir las Bases. Es decir, a nadie se le exige posesión de grado, licenciatura o similar en Música, Literatura, etc.
En primer lugar, ¿cuándo, cómo y dónde tendría lugar esta preselección?
Si se lleva a cabo en el local de ensayo, habría que enviar una comisión/jurado para, a la manera de una moderna Inquisición, presentarse en el local con los oídos limpios y afinados, el rostro circunspecto, y decidir el destino de una y otra agrupación. Hasta luego chavales, en una semana tendréis el veredicto. En ese intervalo de tiempo, un número de personas que oscila, entre las de tres del trío/cuarteto/quinteto hasta las sesenta de los coros (aquí van incluidos los suplentes), vivirá a base de tilas pensando si podrá cantar (o no) en el escenario del Falla. A esta semana, en vez de la de los cuchillos largos, la llamaríamos la de las babuchas mojadas.
He señalado que el veredicto se hará público en una semana por un par de motivos: el primero de ellos es que si se tarda más, la agrupación pierde tiempo de ensayo y otros menesteres y, el segundo de los motivos es que si el veredicto se aplica in situ (es decir, si la comisión/jurado/inquisición decide en el local de ensayo darles la mala noticia, o sea, el babuchazo en la cara) puede ocurrir que cuando hayan acudido al ensayo de 50 agrupaciones y hayan echado para atrás a 35 o 40, se pregunten Quillo ¿quién caraho va a ir al concurso?
Otros sugieren (alguien lo dijo en una de las reuniones del Patronato el año pasado) que la agrupación se grabe en el ensayo y envíe el audio al Patronato. Expondré de nuevo dos motivos en contra: el primero es que se acabó el factor sorpresa y el secretismo con el que suelen guardar las agrupaciones sus repertorios. Y el segundo, ¿conocéis Logic Pro, Cubase o similar? Pues eso, son editores de sonido. Nada más que añadir.
Más o menos el cómo y el dónde está explicado. Puede haber más fórmulas pero he expuesto la del local de ensayos porque Al Falla no pueden ir y si lo hacemos en otro sitio como el Palacio de Congresos, estamos en las mismas.
Ahora nos preguntamos cuándo se llevaría a cabo esa preselección. Si se hace en septiembre, fecha en la que aún no se ha confeccionado el tipo ni el decorado, el grupo no ha ensayado lo suficiente y, por tanto, no está preparado para ofrecer su repertorio (¿qué repertorio si estamos en septiembre?) Si se hace en octubre, noviembre o diciembre, la agrupación puede estar más o menos preparada (también puede tener un mal día y ¡Zas! Babuchazo) pero seguramente las costureras/os, artesanas/os etc., tienen el trabajo encauzado. Si esa agrupación quedara excluida del COAC, perdería el dinero a cuenta que hubiera entregado a estos profesionales y éstos, a su vez, se “comerían con papas” (expresión mu gaditana) el material adquirido.
Y otro problema, imaginemos que una agrupación (suele pasar) suena “del carajo” en el local de ensayo, se le “permite” concursar en el COAC y cuando pisa el escenario del Teatro Falla resulta que le viene grande (repito que suele pasar y pasa). ¿Dónde caraho tiene el oído el jurado/comisión/inquisición?, seguramente escucharíamos.
Podría extenderme más en ejemplos, pero creo que son suficientes. Bueno, pondré uno más: todos guardamos algún cadáver en el armario, o sea, el que esté libre de pecado que tire la primera serpentina. Todos nos hemos creído en algún momento los mejores, pero luego la cruda realidad hace su trabajo y nos damos de bruces con la cuarta pared (vulgo público).
En una de nuestras conversaciones carnavalescas, mi amigo Ángel Pinto, sabio donde los haya, me comentó que si esta preseleseleselección hubiera existido tal vez no hablaríamos hoy de Juan Carlos Aragón. Me explico: Juan Carlos fue autor en sus inicios de dos comparsas juveniles y ninguna pisó la final. Luego, en adultos, firmó Los tartajas tajarinas (1985), chirigota a la que tal vez (no, seguro) no se le habría permitido participar en el COAC y, tal vez, le habría ocurrido lo mismo con los coros Estamos en Babia (1992) y El Danubio Azul (1993). Así que, tal vez, después de varios intentos infructuosos en los que participar en el Falla, Juan Carlos podría haber dicho perfectamente: Ar caraho er cannavá, y nos habría privado de su obra.
Es verdad (lo dije al principio) que hay agrupaciones infumables (lo siento, es así) y que se necesita algún cambio y, tal vez, alguien tiene la fórmula, pero dudo que sea la preseleseleselección.
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