El Palillero

José Joaquín / león

Los premios perdidos

EN las pantallas LED gaditanas, todavía se lee: "Sin poesía no hay ciudad". Otra herencia que les tocó, ya no saben lo que poner ahí. Sería un detalle que se leyera: "Paga y calla". O bien: "El dios del Carnaval ha muerto. ¡Viva la diosa y las ninfas!". A pesar de los mensajes poéticos, son malos tiempos para la lírica, pues ahora se prefiere la épica. De todos modos, la cultura gaditana es otra ruina. Y en eso nadie se fija. Así que hoy me voy de librerías, para recordar que el Premio Nobel de Literatura se lo han concedido a Svetlana Alexiévich (una autora bielorrusa, nacida en Ucrania, que escribe en ruso), a la que sólo le han traducido un libro en España y no la ha leído casi nadie, yo tampoco.

En las librerías se espera el Nobel de Literatura como si fuera el Gordo de Navidad. ¿Dónde ha tocado? Y, según el caso, está muy repartido, y hay muchos libros para vender, y la gente pasa de María Dueñas al premiado. Otras veces, como este año, resulta que no hay libros, y no nos ha tocado ni la pedrea. En 2014, por el contrario, el Nobel estuvo muy repartido en las librerías, porque le tocó a Patrick Modiano, posiblemente el mejor escritor francés vivo. A ese sí lo había leído, y mucho. Casi siempre escribe el mismo libro, pero los escribe tan bien que el argumento es lo de menos. Son novelitas cortas y excelentes, como Un pedigrí, o En el café de la juventud perdida.

El Nobel sirve también para que se hable de quienes nunca lo ganan. Todos los años hay lamentaciones, porque no se lo conceden a Philip Roth y Haruki Murakami. A los que algunos forofos añaden Javier Marías, que me parece excesivo de comparar, por muy patrióticos que seamos. A mi admirado Philip Roth no se lo dan porque es políticamente incorrectísimo. Le importa un bledo el Nobel, como el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, que ni siquiera vino a recogerlo. Está por encima de tales cuestiones, y sus libros se venden solos, para quienes gusten de leer literatura de verdad.

Pero el cachondeo del Nobel es Murakami, al que todos los años ponen de candidato y nunca se lo dan. Algunos opinan que le perjudicó ser el escritor preferido de Zapatero, como le ha pasado al poeta Antonio Gamoneda. Sin embargo, ahí le doy la razón a ZP. Otros dicen que Murakami es comercial. Pero bastaría Kafka en la orilla y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo para justificar el Nobel de Murakami. Y seguro que la señora Alexiévich no ha escrito nada parecido, ni otros premiados tampoco. Ya se ha indicado que el Nobel es como una lotería, y para colmo hacen trampas.

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