Los premios 'Federico Joly'

Luis Isasi nos demuestra que en Cádiz nacen de cuando en cuando personas admirables

Este miércoles pasado ha tenido lugar en lo que los gaditanos antiguos llamamos "Hotel Atlántico" (y que se ha rebajado a "Parador", en la nomenclatura del Ministerio, como si fuere un alojamiento de carretera, aunque conserva la prestancia de la instalación antigua)) la entrega a Luis Isasi Fernandez de Bobadilla del premio Federico Joly en su cuarta edición. Antes lo habían recibido la alcaldesa de París, nacida española, Anne Hidalgo; la jerezana Inés Arrimadas; Augusto Delkader y ahora el susodicho Luis Isasi, alto dirigente del Banco de Santander, nacido en Jerez y casado con una hija de Maruchi Pemán y Ramón Guerrero, nieta de don José María. Este acto, que es idea del actual máximo dirigente del Grupo Joly, Pepe Joly Martínez de Salazar, hace posible que gaditanos y jerezanos, además de otros comprovincianos, tengamos una ocasión de vernos y compartir mesa y mantel.

El discurso de agradecimiento de Luis Isasi fue un modelo de oratoria, sin grandilocuencias, relatando con el tono de una charla entre amigos sus experiencias en su oficio y en su vida personal. Como es bastante más joven que yo (lo que ya siempre me ocurre) no lo conocía y quedé admirado de su charla. En el acto, con una asistencia muy numerosa, rememoramos otras entregas de la distinción, como fueron la de Anne Hidalgo, que fue alcaldesa de París, sin perder su español, con acento gaditano, o la de Inés Arrimadas, de Jerez. El tercer premio Joly, fue concedido a Augusto Delkader, gaditano en el exilio, amigo mío, casado con una gaditana, hija del recordado doctor Pepe Villar. Augusto, dicen de él que es una lección viva de periodismo para sus compañeros de oficio. El padre de Augusto tenía un almacén de maderas en la calle Plocia y, por ello, era amigo y colega de Rafael Argudo. Luis Isasi nos demuestra que en Cádiz nacen de cuando en cuando personas admirables, que son un ejemplo a imitar. No olvidó en su intervención, que me pareció magistral, no leída sino contada, pedirle al alcalde de Cádiz, que no estaba presente en el acto, que se repusiere la lápida de José María Pemán en la casa donde nació de la calle Isabel la Católica. El aplauso unánime con el que fue interrumpido es la mejor encuesta. Supongo que al alcalde le impide la consideración en que tiene al concejal encargado del tema, pero como regidor de la ciudad debe ser consciente que Cádiz reclama con insistencia que se reponga el recuerdo de uno de sus grandes hombres y es a esta insistencia a la que debe atender.

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